Necrológica:

Garret Fitzgerald, la primera piedra de la paz en el Ulster

Fue primer ministro de Irlanda durante los años ochenta

La muerte del viejo profesor Garret Fitzgerald, dos veces taoiseach (primer ministro) de Irlanda durante los años ochenta y pieza clave en la búsqueda de la paz en el Ulster, puso ayer un crespón de duelo a la visita de la reina Isabel II de Inglaterra a la República. Tanto la soberana, que se mostró "muy apenada" por la muerte de un "verdadero hombre de Estado", como las autoridades políticas y económicas de Irlanda rindieron homenaje a Garret, como era conocido, fallecido en Dublín a los 85 años tras una breve enfermedad. Los mensajes de pésame llegaron también desde Bruselas p...

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La muerte del viejo profesor Garret Fitzgerald, dos veces taoiseach (primer ministro) de Irlanda durante los años ochenta y pieza clave en la búsqueda de la paz en el Ulster, puso ayer un crespón de duelo a la visita de la reina Isabel II de Inglaterra a la República. Tanto la soberana, que se mostró "muy apenada" por la muerte de un "verdadero hombre de Estado", como las autoridades políticas y económicas de Irlanda rindieron homenaje a Garret, como era conocido, fallecido en Dublín a los 85 años tras una breve enfermedad. Los mensajes de pésame llegaron también desde Bruselas por boca de José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea.

Su principal contribución a la política irlandesa fue propiciar el diálogo para resolver el conflicto del Ulster. El acuerdo que firmó en 1985 con su homóloga británica, Margaret Thatcher, creó un canal de comunicación directo entre los dos Gobiernos. El pacto con Londres fue reconocido internacionalmente y pavimentó la vía hacia los históricos Acuerdos de Viernes Santo de 1998.

Su intento de modernizar el país le costó la caída de tres Gobiernos

Sin embargo, en el terreno doméstico, sus denodados empeños por modernizar el país chocaron con los males endémicos de la economía irlandesa -en especial el endeudamiento-, y sus impopulares recetas para sanear las cuentas dinamitaron en tres ocasiones los Gobiernos de coalición que dirigió durante sus mandatos (de julio de 1981 a febrero de 1982, y entre diciembre de 1982 y marzo de 1987). En las elecciones de ese año, su partido, el Fine Gael (centro-derecha), logró solo 51 de los 166 escaños del Parlamento, y Fitzgerald presentó pulcramente la dimisión.

Faltaban aún unos lustros para la epifanía del tigre celta, el milagro económico que situó a Irlanda en términos de crecimiento entre las primeras naciones europeas y atrajo inversiones de las principales multinacionales, pero que fue levantado sobre las mismas fallas estructurales que provocaron tanto el calvario en el poder de Garret como el pinchazo de la burbuja y el posterior rescate de la UE y el FMI, aprobado el pasado noviembre.

El perfil biográfico de Garret Fitzgerald fue heterogéneo. Nació en Dublín el 9 de febrero de 1926, en el seno de un matrimonio mixto, el mismo tipo de unión cuyas reglas estipulaba la home rule irlandesa -especie de autonomía o autogobierno- en tiempos del sometimiento británico. Su padre, Desmond Fitzgerald, ministro de Exteriores en los años veinte, era un católico de la Irlanda del sur, independiente desde la partición de 1921; su madre, una protestante del Ulster. Como jefe de Gobierno, Garret liberalizó la venta de preservativos e intentó introducir el divorcio para acabar con la todopoderosa influencia de la Iglesia católica en la República irlandesa.

Garret se aupó sobre las divisiones sectarias que ensangrentaron Irlanda durante décadas gracias a su convencido europeísmo y un buen conocimiento del francés. Un perfil cosmopolita que estaba llamado a debutar en tareas de gobierno al frente del Ministerio de Exteriores, en 1973.

Pero no se movió solo en las altas instancias, y pisó tanto la calle como el estrado: trabajó para Aer Lingus, la compañía de bandera irlandesa, de 1947 a 1958. Experto en economía del transporte, dio clases en el Trinity College de Dublín de 1959 a 1973, donde se ganó a pulso el apodo de "profesor despistado" por un atuendo digamos machadiano; un día se presentó en un mitin con zapatos de distinto par.

Periodista también -colaboraba en el diario The Irish Times-, escribió tres libros (Planificando Irlanda, Hacia una nueva Irlanda y Reflexiones sobre el Estado irlandés), la hoja de ruta de un político "valiente y visionario", como ayer le recordaba el periódico en que escribía. Y todo un aviso de navegantes para los náufragos de la crisis que hoy aflige a Irlanda.

Garret Fitzgerald, en Londres en 1984.PAUL POPPER (GETTY)

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