Reportaje:Estilos

Ni menos de cuatro ni más de seis

La industria musical vuelve a apostar por el EP en plena crisis del disco

En febrero de 2010, Warner Music anunciaba un nuevo formato: el Six Pak con seis temas. En vez de editar el álbum en un solo lanzamiento, la estrategia planteaba dos paquetes de seis canciones que saldrían al mercado con meses de diferencia. Aunque el producto no se adaptaba a las normas de las listas británicas y las propias de un EP (extended play) -disco que no contiene más de cuatro canciones y 25 minutos de música- lo cierto es que la estrategia de Warner entraba en sintonía con un formato que, en los últimos tiempos, prácticamente había quedado relegado a la música independiente....

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En febrero de 2010, Warner Music anunciaba un nuevo formato: el Six Pak con seis temas. En vez de editar el álbum en un solo lanzamiento, la estrategia planteaba dos paquetes de seis canciones que saldrían al mercado con meses de diferencia. Aunque el producto no se adaptaba a las normas de las listas británicas y las propias de un EP (extended play) -disco que no contiene más de cuatro canciones y 25 minutos de música- lo cierto es que la estrategia de Warner entraba en sintonía con un formato que, en los últimos tiempos, prácticamente había quedado relegado a la música independiente.

Artistas como The Bluebells o Dum Dum Girls, pasando por Belle and Sebastian o James Blake, han sabido sacarle partido de forma extraordinaria. Como recuerda el cantante Miqui Puig, en ese mundo el EP seguía manteniendo el rol tradicional de "avanzadilla" para que la gente conociera a los grupos. "Además, sirve para crear tendencias, es esencial en etapas de cambio y siempre ha ayudado a cazar más seguidores".

En 1994, Jar of flies, de Alice in Chains, fue el primer EP que llegó al número uno de las listas norteamericanas. Tuvieron que pasar 10 años hasta que otro lanzamiento en este formato alcanzara el mismo puesto. En esa ocasión se trató de Collision course, una colaboración entre Linkin Park y Jay Z. Ya en 2010, dos EP con temas de la serie Glee alcanzaron lo más alto de las listas, mientras se ponía de moda el companion album, formato que añadía un EP con nuevos temas al lanzamiento original del artista.

Lady Gaga y Kesha lograron sonados éxitos con este formato de EP camuflado. Taylor Swift, Justin Bieber, Cold Play o Keane han editado recientemente EP. "Para un artista masivo es la forma de mover unos necesarios millones de euros en un mercado con una posición muy confusa", comenta Seas Alonso, de la web musical Jenesasipop.

Con la llegada del CD, la industria sintió la necesidad de llenar los prácticamente 80 minutos de grabación que el disco ofrecía. Aquello desembocó en infinidad de trabajos larguísimos y agotadores. "Los álbumes de más de 35 minutos aburren. Hay que desconfiar del autor que saca un disco antes de un intervalo de 14 meses. Hasta Prince se acabó hartando. Es muy difícil hacer 10 canciones bonitas". En la era de la saturación digital y de la necesidad de los artistas de tener nuevos temas que presentar en directo, se ha empezado a inundar el mercado con lanzamientos continuos y, casi siempre, apresurados. "Se le da muchísima importancia al disco largo, como si el fin de las bandas fuera sacar álbumes", apunta Pepo Márquez, líder de la banda Secret Society y propietario del sello Grand Derby. "Los EP son perfectos: cada canción es importante y todo es mucho más uniforme. Es maravilloso pensar en pequeño".

Una vez más, la industria vuelve a los orígenes para intentar salvar su futuro. Como apunta Luis Costa, dj y jefe de prensa de la sala Razzzmatazz, "el EP es la esencia de la industria musical moderna. En los sesenta, cuando se forjó la industria del pop, grupos como The Beatles, Stones, The Who o Los Brincos, grababan primero singles de dos temas o EP de cuatro".

Portada de EP de Dum Dum Girls (He get's me high).

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