TECNOLOGÍA

TV 3D con gafas más ligeras

Las marcas LG y Philips proponen una alternativa a las lentes de polarización activa

LG y Philips han decidido impulsar la televisión 3D con una tecnología que permite ver las imágenes en tres dimensiones con unas gafas más ligeras y económicas que las de polarización activa empleadas hasta ahora, porque no llevan pilas ni conmutan la imagen para cada ojo. Son las mismas gafas que se utilizan en los cines y el efecto es muy similar. Debido a que el televisor es algo más barato -y sobre todo las gafas-, las dos compañías confían en que esta tecnología pasiva contribuya a popularizar el 3D.

Sony, Panasonic y Samsung continúan apostando claramente solo por la tecnología 3D...

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LG y Philips han decidido impulsar la televisión 3D con una tecnología que permite ver las imágenes en tres dimensiones con unas gafas más ligeras y económicas que las de polarización activa empleadas hasta ahora, porque no llevan pilas ni conmutan la imagen para cada ojo. Son las mismas gafas que se utilizan en los cines y el efecto es muy similar. Debido a que el televisor es algo más barato -y sobre todo las gafas-, las dos compañías confían en que esta tecnología pasiva contribuya a popularizar el 3D.

Sony, Panasonic y Samsung continúan apostando claramente solo por la tecnología 3D activa porque, en su opinión, ofrece mejor calidad de imagen y mayor confort visual. Reconocen, sin embargo, que es una limitación el que cada gafa cueste de 100 a 150 euros y sirva únicamente para una marca. Ahora se está desarrollando una norma de emisión común para todos los televisores 3D activos, para que las gafas sean independientes del televisor. Deben ser de gran calidad para evitar el parpadeo, con lo que no se puede bajar mucho su precio.

Con la tecnología 3D pasiva se emiten dos imágenes simultáneamente, una para el ojo derecho en las líneas pares y otra para el izquierdo en las impares. La pantalla del televisor está polarizada, de forma que con unas gafas también polarizadas se ven con un ojo las líneas pares y con el otro ojo las impares. Lo que hace el cerebro es juntar las dos imágenes y crear la sensación de tridimensionalidad. La imagen 3D resultante tiene la mitad de la resolución horizontal, 540 líneas en vez de las 1.080 líneas que puede ofrecer la tecnología activa. Otro de los inconvenientes es que los televisores pasivos se tienen que ver a más distancia que los activos, a un mínimo de metro y medio, para apreciar la sensación 3D.

Lo que hacen los televisores 3D activos es mostrar una imagen completa para el ojo derecho y otra para el izquierdo, a dos o cuatro veces la frecuencia normal de 50 hercios, y se envía una señal a las gafas para que tapen uno u otro ojo correlativamente. La sincronización debe ser muy precisa, porque de lo contrario se ve un parpadeo, un peligro que no existe en la tecnología pasiva.

En conjunto, se puede decir que la imagen tridimensional que se ve con un televisor pasivo es suficientemente satisfactoria y similar a la conseguida con un televisor activo, aunque sean procesos muy diferentes. Tanto Philips como LG venden también televisores 3D con tecnología activa, con lo que el usuario puede adquirir lo que prefiera. La comparación entre ambos sistemas es muy complicada, porque se trata de evaluar una sensación que depende de la calidad del conjunto y de sus distintos componentes, de la visión de cada persona, del tipo de imágenes que se emitan y del calibrado final de los aparatos.

El precio de ambas tecnologías se revela así un factor crítico para evaluar su evolución. De entrada, sirve cualquier gafa pasiva, que vale menos de 20 euros, frente a los 100 o más euros que cuestan las gafas activas de la marca del televisor. El panel polarizado pasivo es algo más caro que el sin polarizar, pero la electrónica para que el televisor 3D activo funcione a la frecuencia recomendada de 200 hercios y el transmisor de señal lo son mucho más. Al final, con un par de gafas, la diferencia a favor de la tecnología pasiva no baja de 400 euros. La tendencia de los fabricantes es que todos los televisores de gama alta lleven 3D.

La terminología también es algo confusa, porque se evita el término pasivo. Philips denomina 3D Max a la activa y 3D Easy a la pasiva, mientras la gama pasiva de LG se llama Cinema 3D. Al final, se reconocen por el bulto de las gafas. LG sacó en diciembre un televisor pasivo de 47 pulgadas pero ahora lo ha mejorado y lo tendrá en 42, 47 y 55 pulgadas e iluminado por detrás mediante LED, cuando el anterior era con fluorescentes. Philips empezará con las 32 pulgadas y dispondrá de tres series hasta final de año y la Gold con pantalla muy panorámica, de 21 a 9. Toshiba tiene un televisor pasivo, aunque por el momento no se venderá en España.

Varios modelos de televisores 3D admiten un tipo de gafas similares a las del cine.REUTERS

Conversión a tres dimensiones

Por si el panorama de las tres dimensiones no fuera suficientemente complicado, la mayoría de televisores 3D ofrecen la conversión en tiempo real de dos a tres dimensiones. Generalmente, lo que hacen es desenfocar más el fondo de la imagen y destacar el primer plano para dar una mayor sensación de relieve y generar una imagen para cada ojo.

El resultado es bastante efectista, sobre todo en videojuegos. Últimamente Sony, Panasonic y Olympus, entre otros, han introducido cámaras 3D que crean imágenes tridimensionales, a pesar de tener un solo objetivo y sensor. Se genera un fichero MPO a partir de varias tomas consecutivas realizadas con un ligero desplazamiento, que después se puede ver en cualquier televisor 3D y el resultado también es satisfactorio, pese a no ser un 3D real.

Fuji tiene una cámara 3D real, con doble objetivo y sensor. Con todos estos artificios, la industria quiere paliar la falta de contenidos en 3D reales. Se demuestra, al mismo tiempo, lo fácil que es engañar al ojo humano.

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