Reportaje:

El incómodo príncipe Andrés

El segundo hijo de la reina Isabel II de Inglaterra se ve salpicado por escándalos económicos y sexuales

El primer ministro británico, David Cameron, se vio forzado ayer a salir en defensa del príncipe Andrés después de que su labor como representante del comercio exterior fuera de nuevo cuestionada a raíz de un escándalo que involucra al segundo hijo de Isabel II.

La publicitada amistad del duque de York con un empresario americano, pederasta convicto, ha convencido a varios miembros del gobierno sobre la necesidad de rebajar su perfil público, aunque sin despojarlo oficialmente de su papel para evitar una colisión con el palacio real. El primer ministro Cameron resiste por el momento esa...

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El primer ministro británico, David Cameron, se vio forzado ayer a salir en defensa del príncipe Andrés después de que su labor como representante del comercio exterior fuera de nuevo cuestionada a raíz de un escándalo que involucra al segundo hijo de Isabel II.

La publicitada amistad del duque de York con un empresario americano, pederasta convicto, ha convencido a varios miembros del gobierno sobre la necesidad de rebajar su perfil público, aunque sin despojarlo oficialmente de su papel para evitar una colisión con el palacio real. El primer ministro Cameron resiste por el momento esa presión, pero fuentes de Downing Street confirmaron a la cadena británica BBC que un nuevo traspiés del cuarto en la línea de sucesión obligaría a adoptar medidas drásticas.

Su cargo como embajador de comercio queda en entredicho

Las principales cabeceras de la prensa nacional publicaron la semana pasada una fotografía de Andrés en Nueva York junto al millonario Jeffrey Epstein, quien cumpliera condena por explotación de prostitutas menores de edad. El hijo de la reina Isabel II habría pedido además al empresario -según informaciones publicadas por el diario británico The Guardian- que ayudara a su exmujer, Sarah Ferguson, a afrontar unas deudas ingentes que pusieron sus finanzas al borde de la bancarrota.

Epstein decidió entonces entregar a un antiguo asesor de la duquesa pelirroja 17.000 euros. Ese gesto retrotrae a un patético episodio protagonizado por Ferguson el año pasado, cuando fue filmada por el diario The News of the World reclamando un soborno a un supuesto empresario a cambio de los favores de su exmarido.

Si el cargo de Andrés como embajador especial del Reino Unido en cuestiones comerciales ha sido puesto en entredicho en repetidas ocasiones -a causa de sus lazos con los dictadores de Libia, Túnez o Kazajstán, entre otros-, una instantánea que lo muestra tomando por la cintura a Virginia Roberts, una joven de 17 que alega haber sido explotada sexualmente por Epstein, supone todo un terremoto para la monarquía en términos de imagen. En alusión a dicha fotografía, que fue tomada hace 10 años, Roberts ha relatado cómo ejerció de masajista del príncipe, aunque sin que mediaran intercambios sexuales, en la mansión que posee el empresario americano en Florida.

Los tabloides británicos comenzaron a acechar a Andrés hace ya dos semanas al difundir la comprometedora fotografía en un contexto de escándalo sexual. La prensa seria le tomó el relevo días después, aunque con un objetivo de mayor calado: preguntarse hasta qué punto el príncipe está confundiendo su papel oficial de promotor de las empresas británicas en el mundo con su propio beneficio personal.

El príncipe Andrés, duque de York, ayer en Londres.FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE)

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