Las amenazas de golpe inflaman la protesta en Egipto

El régimen advierte a la oposición que habrá violencia si rechaza el diálogo

Las clases medias egipcias y Estados Unidos deseaban una reforma gradual, un proceso de democratización tutelado por el Ejército que evitara las opciones extremas, el colapso del régimen del presidente Hosni Mubarak o el baño de sangre. Esa opción intermedia parece cada vez menos probable. Las amenazas de "golpe de Estado" lanzadas por el vicepresidente y actual hombre fuerte del régimen, Omar Suleimán, solo lograron ayer inflamar aún más la protesta popular en las calles. Y demostraron que, tras las vagas promesas de días anteriores, no había más que una dictadura dispuesta a perpetuarse.
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Las clases medias egipcias y Estados Unidos deseaban una reforma gradual, un proceso de democratización tutelado por el Ejército que evitara las opciones extremas, el colapso del régimen del presidente Hosni Mubarak o el baño de sangre. Esa opción intermedia parece cada vez menos probable. Las amenazas de "golpe de Estado" lanzadas por el vicepresidente y actual hombre fuerte del régimen, Omar Suleimán, solo lograron ayer inflamar aún más la protesta popular en las calles. Y demostraron que, tras las vagas promesas de días anteriores, no había más que una dictadura dispuesta a perpetuarse.

Suleimán convocó el martes por la noche a los directores de la prensa egipcia para formularles una declaración. No admitió preguntas ni aclaraciones. El vicepresidente afirmó que, si la oposición rechazaba el diálogo con el régimen, Egipto quedaría expuesto a un golpe de Estado. No especificó por parte de quién. Alguno de los periodistas interpretó que se refería a una presunta toma del poder por integristas islámicos. La gran mayoría entendió, sin embargo, que Suleimán hablaba de un golpe militar y de la consiguiente creación de una Junta dispuesta a reprimir la revuelta a sangre y fuego.