Necrológica:

Norris Church, la sexta y última esposa de Norman Mailer

Narró su experiencia al lado del autor en 'Una entrada para el circo'

Quiere el refrán que detrás de cada gran hombre haya siempre una gran mujer. ¿Qué podía haber, entonces, detrás del mítico escritor Normal Mailer? Cuando le conoció Norris Church, había cinco esposas y siete hijos, y una fama de escritor bohemio, hedonista, excéntrico, visionario y problemático. Promocionando uno de sus libros, The fight, Mailer acudió a dar una charla a Russellville, Arkansas, en 1975. Church, que entonces se llamaba Barbara Jean Davis, era una maestra de escuela divorciada y con un hijo. Acudió a una de las recepciones en honor del escritor y se enamoró de él. Mailer ...

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Quiere el refrán que detrás de cada gran hombre haya siempre una gran mujer. ¿Qué podía haber, entonces, detrás del mítico escritor Normal Mailer? Cuando le conoció Norris Church, había cinco esposas y siete hijos, y una fama de escritor bohemio, hedonista, excéntrico, visionario y problemático. Promocionando uno de sus libros, The fight, Mailer acudió a dar una charla a Russellville, Arkansas, en 1975. Church, que entonces se llamaba Barbara Jean Davis, era una maestra de escuela divorciada y con un hijo. Acudió a una de las recepciones en honor del escritor y se enamoró de él. Mailer tenía 52 años. Ella contaba 26.

Días después de que Mailer regresara a Nueva York, sintiendo el vacío de una pasión impulsiva y ausente, Church le mandó un poema de amor. "Es como si ondas anaranjadas, rojas, rosadas, emanaran de tu corazón". Mailer le respondió, devolviéndole el poema con sus correcciones, en rojo. Fue amor. Church dejó su trabajo, vendió su casa, y se marchó con su niño de tres años a vivir en Nueva York. Allí comenzó una fugaz carrera como modelo para la agencia Wilhelmina, y escribió sus propios textos, de entre los que destacan sus memorias, publicadas este año bajo el título Una entrada para el circo.

Tras conocerse, ella le envió un poema de amor y él se lo devolvió corregido

Después de luchar durante más de una década contra una agresiva forma de sarcoma, Church falleció el 21 de noviembre a los 61 años, en la casa que habitó con Mailer en Brooklyn hasta la muerte de este, en 2007. Estuvieron juntos durante 33 años. Cuando alguien en la cohorte de aduladores que solían rodear a Mailer le preguntaba, con malicia "¿y tú, qué esposa eres?", ella siempre contestaba "seré la última". Cuidó de sus seis hijos, uniendo al suyo propio, de un matrimonio anterior, y un octavo que concibió con el escritor. Ocupó el papel de esposa y asumió que la naturaleza de su marido era la de un seductor que llegó a flirtear incluso con Imelda Marcos. "No sé cómo me iba a extrañar ver elefantes, si yo misma compré las entradas para el circo", escribió en sus memorias.

Nueva York se preguntó durante años cómo era posible que Mailer no la dejara, nunca, por ninguna de sus muchas amantes. Tras leer las memorias de ella, la pregunta se transforma, más bien, en: ¿cómo no le dejó ella a él, sumida en lo que a veces suena como un calvario? Un ejemplo: cuando le diagnosticaron el sarcoma que la mató, Church pasó por una durísima quimioterapia. Al regresar a casa, Mailer se cambió de habitación y la ignoró hasta que estuvo más o menos recuperada. Aguantó los desplantes y las aventuras del marido, según admitió, a pesar de que era un seductor y, en parte, precisamente porque lo era.

Su biografía la relaciona, además, de forma indirecta con Hillary Clinton. Antes de dejarlo todo por Mailer, tuvo una aventura amorosa con Bill Clinton, que comenzó su carrera política en Arkansas. "Era fantástico, encantador", escribió sobre él. Entonces ella estaba casada. Él no estaba prometido todavía a Hillary. De Mailer, Church tenía todavía emociones encontradas. Cuando en abril, el New York Times le preguntó si esperaba ver a Mailer en el cielo, ella respondió: "Espero no verle durante una temporada. Necesito un descanso".

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