Crónica:tipos de interés

A salma le da la risa

De eso no voy a hablar, ya sabes cómo es Penélope (risas)". Salma Hayek (1966, Veracruz, México) puede presumir de ser la precursora del boom latino que se vivió en Hollywood años ha, cuando el séptimo arte se asemejaba al sur del Río Grande: un territorio impenetrable. Fue en esa época cuando conoció a Penélope Cruz, una amistad que sigue vivita y coleando y que convierte en algo casi obligatorio preguntar por la boda de marras entre la actriz y Javier Bardem: "Bueno, lo que puedo decir es que son una pareja maravillosa y espero que ella (Penélope) no se enfade por ello", dice la mexic...

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De eso no voy a hablar, ya sabes cómo es Penélope (risas)". Salma Hayek (1966, Veracruz, México) puede presumir de ser la precursora del boom latino que se vivió en Hollywood años ha, cuando el séptimo arte se asemejaba al sur del Río Grande: un territorio impenetrable. Fue en esa época cuando conoció a Penélope Cruz, una amistad que sigue vivita y coleando y que convierte en algo casi obligatorio preguntar por la boda de marras entre la actriz y Javier Bardem: "Bueno, lo que puedo decir es que son una pareja maravillosa y espero que ella (Penélope) no se enfade por ello", dice la mexicana desde Los Ángeles mientras su hija Valentina enreda con el teléfono y pregunta a su madre "quién es el señor que habla con ella".

Para Hayek los últimos días han sido agitados y es que se supone que la actriz debía estar en Palma de Mallorca dando el do de pecho para defender su última película, Niños grandes, junto a figurones del cachondeo estadounidense como Adam Sandler, Chris Rock o Kevin James. Sin embargo, una misteriosa lesión de tobillo la ha dejado postrada en su mansión de Los Ángeles: "Los médicos me han prohibido viajar, sé que suena absurdo pero fue un accidente tonto. Es increíble porque yo que he bailado con una serpiente de treinta kilos encima de una mesa sin que me pasara nada ahora soy capaz de destrozarme el tobillo solita y en mi casa (risas)".

A pesar de todo, la amiga de Penélope parece de humor excelente y el motivo parece ser el retoño que corretea por la casa y la interrumpe cada dos por tres con su propio interrogatorio, ahora a la madre, ahora al periodista. "Mi hija me ha cambiado la vida, sé que es un tópico pero antes me preocupaba muchísimo el trabajo, hacer esta película u otra, ahora en cambio me da igual, me preocupan cosas mucho más importantes. Tu vida se abre a una perspectiva completamente distinta, impensable". También parece que Valentina, fruto de su matrimonio con el magnate francés François Henri-Pinault, ha causado en Hayek otros efectos no menos importantes: "Ya no me voy a trabajar con directores de esos que no conoce nadie en películas rarísimas que nunca va a ver nadie. En serio: ¡no las ve nadie! (risas). Ahora cuando me ofrecen algo que implica cuatro meses de trabajo con un desconocido en un proyecto extraño pienso: No, Salma, de esto ya hemos hecho bastante".

En Niños grandes a la actriz le toca tirar de vis cómica para meterse en un fregado de tintes masculinos, algo que ella acepta encantada: "Me encanta el género, me lo paso muy bien. Me gustaría que me ofrecieran muchas más propuestas y hacer personajes más extremos, más salvajes. Si voy a trabajar quiero pasármelo bien, eso lo tengo clarísimo". Parece que en esta película, dirigida por Dennis Dugan, su deseo se ha cumplido: "Fue maravilloso, al principio pensaba que iba a ser complicado trabajar con tantos hombres pero fueron auténticos caballeros y nos lo pasamos de lujo. Cuando se enteraron de que no podía venir a Palma me mandaron un montón de flores. ¿Que si también Chris Rock era un caballero? (suspira) Bueno, a su manera... no para de decir guarradas (risas)".

Instalada ahora en la cima del mundo (tanto por vía matrimonial como cinematográfica, siendo la actriz latina más influyente de Hollywood junto a la omnipresente Eva Mendes), Hayek no olvida sus principios: "Cuando llegué a Los Ángeles sin tener ni idea de inglés y queriendo trabajar no había ni una sola latina allí, estaba completamente perdida y tuve que hacerlo todo sin ayuda. ¿Que si lo volvería a hacer? Bueno, sabiendo lo que sé ahora sí, pero solo sabiendo lo que sé ahora".

Por último, la mexicana no renuncia a seguir pensando que su país saldrá del bache en el que lo tiene sumido la violencia, un quebradero de cabeza que no desaparece con la distancia: "Claro que me preocupa, y me entristece lo que pasa en México. Lo cierto es que creo que se tardará muchas generaciones en recuperar el control del país, su esencia. Hay demasiada corrupción, demasiada violencia... no puedo hacer un análisis socioeconómico de la situación -añade con sorna- ni decirte cómo hemos llegado hasta aquí pero está claro que necesitamos un cambio muy grande". De fondo se oye a Valentina reclamar de nuevo a la actriz y esta opta -finalmente- por la decisión más razonable: despedirse del periodista entre risas. La hija de Salma apunta muy alto... como su madre.

La actriz mexicana Salma Hayek.AP