Reportaje:cocina para impostores | el tiovivo

FAENA DE SARDINAS

Son las cinco de la tarde. Esa hora trágica en que te lo juegas todo. Sois tú y la bestia. Mano a mano. Ya nada importan los pasados triunfos, los pretéritos aplausos y ovaciones. Se abre el portón y ves a la fiera mirándote desde la penumbra. Se hace el silencio en ese territorio desierto en el que sólo habita el miedo. Son las cinco de la tarde y en el mundo sólo estáis tú y esa lata de sardinas, mirándote asesina desde el fondo del armario de la vacía despensa.

Como diría tu madre: "¿Qué horas son estas de levantarse? Si quieres comer algo, te lo haces tú". En verano estas cosas pasa...

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Son las cinco de la tarde. Esa hora trágica en que te lo juegas todo. Sois tú y la bestia. Mano a mano. Ya nada importan los pasados triunfos, los pretéritos aplausos y ovaciones. Se abre el portón y ves a la fiera mirándote desde la penumbra. Se hace el silencio en ese territorio desierto en el que sólo habita el miedo. Son las cinco de la tarde y en el mundo sólo estáis tú y esa lata de sardinas, mirándote asesina desde el fondo del armario de la vacía despensa.

Como diría tu madre: "¿Qué horas son estas de levantarse? Si quieres comer algo, te lo haces tú". En verano estas cosas pasan. Un inoportuno trasnoche te deja a los pies de los caballos y te levantas tarde, con mal cuerpo y sin haber hecho la compra. Lo único que tienes es una lata de sardinas en aceite. ¿Puede tejerse alguna gastronómica cesta medianamente decente con tan escuálidos mimbres?

El fracaso acecha. Vale, reconozco que no es un miura, pero como tampoco es uno José Tomás, la cosa acojona. Aunque, bien pensado, lo que debe acojonar de verdad es levantarse un día, mirarse al espejo y ver que te has convertido en José Tomás. En tarde de toros.

Para eso no tengo solución todavía. Para lo de las sardinas, sí. Una receta con la que cortarás el rabo. Orejas, no, porque, como todo el mundo sabe, las sardinas son sordas.

- Ingredientes: una lata de sardinas en aceite, perejil, aceite de oliva virgen extra, un limón y sal gruesa.

- Preparación: abrimos la lata y escurrimos el aceite (no por el fregadero, por favor, que luego va al mar, nos quedamos sin sardinas y a ver qué enlatamos el año que viene). Apoyamos un cuchillo en el medio del pez y, presionando un poco, veremos que se abre fácilmente por la mitad. Les quitamos la espina y ponemos tres o cuatro mitades (las que nos veamos capaces de manipular rápido y sin agobios) en la sartén previamente caliente y sin aceite (con el que les queda de por sí bastará). Primero por el lado sin piel un momento; luego les damos la vuelta rápido y les ponemos un chorreón de limón, un poco de perejil y un poco de sal gorda. Las mantenemos un segundo más, y fuera. Repetimos la operación con todas las sardinas y las colocamos en el plato de servir con un poco de aceite de oliva por encima y espolvoreándolas con un poco más de perejil. Como en la mismísima playa, oiga.

http://cocinaparaimpostores.blogspot.com

Faena de sardinas a la plancha.F. C.