Los milagros del embaucador

Grigori Grobovói es un carismático embaucador que se aprovecha del dolor ajeno para hacer negocios. Sus servicios para resucitar a personas los ha ofrecido incluso a las madres que perdieron a sus hijos durante la toma de la Escuela Número 1 de Beslán por un grupo de terroristas chechenos hace más de un año. Por devolver la vida cobra unos 1.140 euros, suma nada despreciable para la inmensa mayoría de los rusos. Al menos 11 madres de Beslán han pagado a Grobovói, quien promete realizar próximamente en esa ciudad norosetia una resurrección colectiva de los niños perecidos en aquel colegi...

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Grigori Grobovói es un carismático embaucador que se aprovecha del dolor ajeno para hacer negocios. Sus servicios para resucitar a personas los ha ofrecido incluso a las madres que perdieron a sus hijos durante la toma de la Escuela Número 1 de Beslán por un grupo de terroristas chechenos hace más de un año. Por devolver la vida cobra unos 1.140 euros, suma nada despreciable para la inmensa mayoría de los rusos. Al menos 11 madres de Beslán han pagado a Grobovói, quien promete realizar próximamente en esa ciudad norosetia una resurrección colectiva de los niños perecidos en aquel colegio. Este estafador, contra el que no se ha podido abrir todavía ninguna causa criminal, dice ser Cristo resucitado y tiene miles de adeptos. Esta semana el principal canal televisivo de Rusia mostró en la hora de mayor audencia un programa con el brujo, en el que teóricamente los invitados -entre los que había represetantes de la Iglesia ortodoxa, del Parlamento, un psiquiatra- debían desenmascararlo. Pero Grabovói ganó a todos. Fue el único que mantuvo la calma, y cuando le dijeron que nadie había visto ningún resucitado suyo, triunfalmente entró en el estudio un hombre que aseguró haber estado en la morgue y haber sido devuelto a la vida por Grabovói. También una mujer afirmó haber tenido un cáncer incurable que Grabovói había hecho desaparecer completamente. Cuando una madre paga por que le resucite a un hijo muerto, después de un pequeño espectáculo, el timador exclama. "¡Alegráte, alégrate! Tu hijo ha sido devuelto al mundo". Y cuando pregunta dónde está, Grabovói contesta que eso él no lo sabe y que sólo ella lo puede encontrar. Y en la inmensa mayoría de los casos la respuesta satisface a las madres. Grabovói se ha convertido en un fenómeno social, que refleja la popularidad que tienen hoy las sectas de todo tipo en Rusia y el profundo deseo de la gente de creer en milagros. Grabovoi fundó su secta el año pasado y, además de resucitar, asegura ser capaz cambiar el curso de los acontecimientos. Ha creado un partido político y promete convertirse en presidente para erradicar la muerte de Rusia.

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