Necrológica:

Ángel García Nuño, veterano socialista de Segovia

Con los rayos del sol del atardecer en el Mediterráneo, su último destino, ayer, martes, se esparcieron sobre el mar las cenizas de Ángel García Nuño, un veterano militante socialista que se encargó de la refundación de la UGT y del PSOE en Segovia, todavía en la clandestinidad, en 1976.

Es lo que había deseado este hombre de carácter bonachón y noble al que la muerte le llegó de forma repentina, el lunes pasado, a los 81 años, en su lugar de descanso, en El Campello (Alicante). Y su familia -encabezada por su hijo, el parlamentario socialista de Castilla y León, Ángel Fernando García C...

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Con los rayos del sol del atardecer en el Mediterráneo, su último destino, ayer, martes, se esparcieron sobre el mar las cenizas de Ángel García Nuño, un veterano militante socialista que se encargó de la refundación de la UGT y del PSOE en Segovia, todavía en la clandestinidad, en 1976.

Es lo que había deseado este hombre de carácter bonachón y noble al que la muerte le llegó de forma repentina, el lunes pasado, a los 81 años, en su lugar de descanso, en El Campello (Alicante). Y su familia -encabezada por su hijo, el parlamentario socialista de Castilla y León, Ángel Fernando García Cantalejo- lo cumplió; y desde un barco fue sembrando la mar de un reguero efímero que desprendía olor a libertad, el don más preciado para este político que vivió intensamente la más compleja parte de la historia de España, desde el lado de los perdedores, como un humilde trabajador de unas carrocerías.

Y paradojas de la vida. Al ser la memoria histórica del socialismo segoviano, Angelito, como le conocían sus compañeros, tenía que rebobinar y hablar de la Casa del Pueblo, en sus declaraciones juradas, con el fin de que, ya en democracia, se devolviera en justicia el patrimonio sindical y de los partidos, arrebatado durante la dictadura. Concejal del Ayuntamiento de Segovia entre 1979 y 1991, la mayor ilusión en la vida de García Nuño fue ver ganar a su partido las elecciones generales de 1982. No en vano, días antes, había acompañado, sin dejar de guardar su espalda ni un momento, al entonces candidato Felipe González, cuando protagonizó en Segovia el primer mitin de aquella campaña que llevó al PSOE al Gobierno.

Incansable amante del deporte, son célebres en la historia de la ciudad del acueducto los baños que este forofo y fundador de la peña del Atlético de Madrid se daba en el río Eresma, junto con otros deportistas, en pleno mes de enero, después de romper el hielo; o el impulso que dio a la San Silvestre, que ahora se celebra cada 31 de diciembre con la presencia de más de 2.000 atletas.

Su desparpajo y ganas de trabajar sirviendo a los demás le llevaron a querer arreglar un semáforo nada más tomar posesión como concejal de Tráfico, según recordaba ayer el que era entonces alcalde socialista, Miguel Ángel Trapero, hasta el punto de que tuvo problemas con la burocracia porque compró él mismo el material sin haberse aprobado el gasto.

Un aneurisma de aorta de los que no avisan se lo llevó por delante feliz y trabajando, como se lo pedía su carácter inquieto, porque hasta el final tuvo que trabajar fundando y presidiendo la Federación Provincial de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas de la provincia de Segovia.

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