Crítica:LAS VENTAS | LA LIDIA

¡Qué pena!

Mantener la afición después de una corrida tan decadente como la de ayer es toda una gesta. Es evidente que esta fiesta todavía tiene pulso gracias a un puñado de ingenuos que pasa por taquilla con la vana ilusión de vivir un fugaz instante de felicidad. Pero son los ganaderos, la autoridad, los empresarios y los toreros, los llamados taurinos, los empeñados en defraudarlos cada tarde y acabar cuanto antes con la presente historia.

De lo contrario, parece mentira que se lidie una corrida tan blanda, mansa, descastada y sosa; que entre toros y toreros protagonicen un espectáculo infumabl...

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Mantener la afición después de una corrida tan decadente como la de ayer es toda una gesta. Es evidente que esta fiesta todavía tiene pulso gracias a un puñado de ingenuos que pasa por taquilla con la vana ilusión de vivir un fugaz instante de felicidad. Pero son los ganaderos, la autoridad, los empresarios y los toreros, los llamados taurinos, los empeñados en defraudarlos cada tarde y acabar cuanto antes con la presente historia.

De lo contrario, parece mentira que se lidie una corrida tan blanda, mansa, descastada y sosa; que entre toros y toreros protagonicen un espectáculo infumable y que no suenen las alarmas. Pero, ¿acaso tiene alarmas esta fiesta? ¿Acaso se preocupa alguien de investigar la procedencia de esta galopante decadencia que amenaza seriamente la continuidad de los festejos taurinos? Parece que esta fiesta está dejada de la mano de Dios, alimentada sólo por ferias donde abundan aficionados de ocasión.

El Romeral / Moreno, Lescarret, Aguilar

Cinco toros de El Romeral -el 4º, devuelto-; el 5º, de Calilla, y el sobrero, de Félix Hernández, mansos, inválidos y descastados. José Luis Moreno: silencio; aviso y y silencio. Julien Lescarret, que confirmó la alternativa: aviso y palmas en su lote. Sergio Aguilar: aviso y silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 10 de julio. Menos de media entrada.

Caricaturas

Resulta penoso asistir a un espectáculo tan aburrido como el de ayer y que nadie, absolutamente nadie, haga una reflexión medianamente seria sobre sus causas y consecuencias. Resulta triste comprobar cómo se pierde el concepto de la lidia y los toreros se asemejan a caricaturas mecánicas, sin ilusión ni recursos. ¡Qué pena de fiesta!

Hubo tres toreros en la plaza y mejor correr sobre ellos un tupido velo porque ninguno resiste el más mínimo juicio crítico. No hubo toros, es verdad, pero tampoco un solo detalle de torería.

Conformista y con poca gracia, el torero francés que confirmó la alternativa. Anodino ante su noble y soso primero, se estiró en unos naturales en el quinto, pero estuvo muy por debajo de su oponente. Da la impresión de que no se cree lo que hace y transmite escasa confianza en sí mismo.

José Luis Moreno, voluntarioso siempre, pero sin mando, sin sentido de la colocación y sin técnica.

Aguilar se colocó siempre al hilo del pitón, sin aparentes ganas; dio muchos pases pero, tras una exhaustiva búsqueda, no aparece ni uno que mereciera la pena.

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