Deseos cumplidos

Gregorio García puede ya descansar en paz. Fue enterrado en el cementerio de Astorga el pasado día 5 de diciembre después de morir a los 95 años tras una enfermedad que le había postrado en la cama desde hacía varios meses. Ahora se ha conocido que en su testamento encarga al alcalde de la ciudad, Juan José Alonso, y a Victorina Alonso, amiga y su médico personal, que su herencia sea repartida entre los pobres de Astorga. El Ayuntamiento tendrá que destinar más de 400.000 euros a obras sociales. García, al que se le reconoció en su día el grado de teniente de aviación del ...

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Gregorio García puede ya descansar en paz. Fue enterrado en el cementerio de Astorga el pasado día 5 de diciembre después de morir a los 95 años tras una enfermedad que le había postrado en la cama desde hacía varios meses. Ahora se ha conocido que en su testamento encarga al alcalde de la ciudad, Juan José Alonso, y a Victorina Alonso, amiga y su médico personal, que su herencia sea repartida entre los pobres de Astorga. El Ayuntamiento tendrá que destinar más de 400.000 euros a obras sociales. García, al que se le reconoció en su día el grado de teniente de aviación del Ejército republicano, era una persona con una honda convicción democrática. El viejo militar era austero en su vida cotidiana hasta el límite de considerar que cambiar su viejo Seat 127, con más de 35 años, era un gasto innecesario y casi un sacrilegio. Hasta pocos meses antes de su muerte viajaba como un piloto experto desde Astorga a Benidorm en esta reliquia bicolor que abrillantaba a diario por devoción. Los amigos que acudieron a su entierro le envolvieron en la bandera republicana y le dedicaron los versos de Unamuno y Leopoldo Panero para darle el último adiós. -

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