Comedia a la vieja usanza

No con mis hijas, la serie que mañana estrena Localia TV (15.00, de lunes a viernes), es una de las telecomedias más convencionales de los últimos años, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Ajustada al patrón del formato familiar, sólo algunos diálogos de la serie permiten poner una fecha reciente al producto. Su mayor virtud está en la calidad de los actores jóvenes y adultos, capaces de sacar a sus personajes de los clichés más tópicos de la telecomedia estadounidense "de sillón", la que se desarrolla en el comedor de un domicilio privado. La serie estará siempre marcada por l...

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No con mis hijas, la serie que mañana estrena Localia TV (15.00, de lunes a viernes), es una de las telecomedias más convencionales de los últimos años, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Ajustada al patrón del formato familiar, sólo algunos diálogos de la serie permiten poner una fecha reciente al producto. Su mayor virtud está en la calidad de los actores jóvenes y adultos, capaces de sacar a sus personajes de los clichés más tópicos de la telecomedia estadounidense "de sillón", la que se desarrolla en el comedor de un domicilio privado. La serie estará siempre marcada por la muerte súbita de su actor protagonista, John Ritter, de 54 años, durante el rodaje de uno de los episodios, que al emitirse en la cadena ABC contó con 20 millones de espectadores.

Localia TV estrena la serie póstuma de John Ritter, 'No con mis hijas'

El título No con mis hijas da tan pocas pistas como el del inglés original, que es 8 normas simples para salir con mi hija adolescente. Esa frase interminable es en realidad el encabezamiento del libro de W. Bruce Cameron en el que está basada la telecomedia. Cameron, que escribe columnas de humor en la prensa de Estados Unidos, describía en su novela la relación desesperada con sus dos hijas y el hermano pequeño.

Los personajes parecían prefabricados para protagonizar una telecomedia. El padre, Paul Hennessy, es columnista de un periódico y trabaja en casa; se ve enfrentado de repente a la adolescencia de dos hijas cuya infancia apenas ha vivido porque en esos años viajaba a menudo. La madre trabaja de enfermera en un hospital. Los actores que interpretan ambos papeles son de sobra conocidos para el público de la telecomedia clásica. Él, John Ritter, era el joven mujeriego de la versión estadounidense de Un hombre en casa; ella, Cate Sagal, era la madre fantoche de pelo imposible en Matrimonio con hijos.

Las estrellas de la serie son sus dos hijas, catalogadas por un amigo de su padre como "la que está buena" y "la que es inteligente". La primera, interpretada admirablemente por Kaley Cuoco, es irremediablemente "pija" en sus maneras, lo que desquicia a su padre y proporciona algunos de los mejores momentos de la serie. La segunda, que interpreta Amy Davidson, es combativa y experta en el uso del sarcasmo. El hermano pequeño sólo aporta el consuelo de comprobar, según su padre, que los hijos son más fáciles que las hijas.

Tras la muerte repentina de Ritter de un ataque al corazón, los productores intentan mantener la tensión de la serie con los fichajes de James Garner y David Spade.

John Ritter.

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