Dos atentados en los santuarios chiíes de Irak causan más de 60 muertos

La insurgencia desata una ola de ataques terroristas en contra de las elecciones

Irak vivió ayer un nuevo domingo sangriento. Dos atentados suicidas con coches bomba causaron más de 60 muertos y más de un centenar de heridos en Nayaf y Kerbala, las dos ciudades santas del chiísmo iraquí, situadas al sur de Bagdad. Los ataques se inscriben dentro de la campaña terrorista lanzada contra la celebración de las elecciones previstas para el próximo 30 de enero. Los chiíes constituyen el 60% de la población de Irak y han pactado una lista única para los comicios. La violencia golpeó también la capital iraquí, en cuyo pleno centro varios pistoleros asesinaron a sangre fría a tres ...

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Irak vivió ayer un nuevo domingo sangriento. Dos atentados suicidas con coches bomba causaron más de 60 muertos y más de un centenar de heridos en Nayaf y Kerbala, las dos ciudades santas del chiísmo iraquí, situadas al sur de Bagdad. Los ataques se inscriben dentro de la campaña terrorista lanzada contra la celebración de las elecciones previstas para el próximo 30 de enero. Los chiíes constituyen el 60% de la población de Irak y han pactado una lista única para los comicios. La violencia golpeó también la capital iraquí, en cuyo pleno centro varios pistoleros asesinaron a sangre fría a tres empleados de la Comisión Electoral.

Los dos atentados suicidas se produjeron junto a concurridas estaciones de autobuses, cerca de los dos lugares más venerados por los chiíes de todo el mundo: los santuarios del imán Alí, en Nayaf, y del imán Husein, en Kerbala. Fuentes hospitalarias de ambas ciudades aseguraron que la mayoría de los muertos eran civiles y que había mujeres y niños entre las víctimas.

"Ha sido Al Qaeda", dijo Haidar al Jazairi, uno de los responsables de la policía de Nayaf, que impuso el toque de queda y controles en todas las entradas de la ciudad para evitar nuevos atentados. Los líderes chiíes, por su parte, pidieron ayer a sus seguidores que no respondan a las provocaciones. "Están intentando iniciar una guerra civil y evitar que se celebren elecciones. No lo han conseguido antes y no lo conseguirán ahora", afirmó Mohamed Bahr al Ulum, un importante clérigo chií.

El Gobierno de EE UU restó importancia a los atentados y los calificó de "modesta campaña de intimidación".

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