Modelo en capilla

La modelo Laura Ponte trabajaba ayer incansablemente en los preparativos de su boda con Beltrán Gómez-Acebo, hijo de la infanta Pilar de Borbón, hasta el punto de que tiene aspecto de haber perdido algún kilo, que ya de por sí no le sobran, a base de huir de la prensa del corazón, que no se le despega, y de desvelarse por mimar hasta el último detalle de la decoración del antiguo esquileo de Cabanillas del Monte (Segovia), del siglo XVIII, donde se celebrará el banquete. Gran parte del histórico inmueble, con 2.200 metros cuadrados construidos, ha sido entarimado, enmoquet...

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La modelo Laura Ponte trabajaba ayer incansablemente en los preparativos de su boda con Beltrán Gómez-Acebo, hijo de la infanta Pilar de Borbón, hasta el punto de que tiene aspecto de haber perdido algún kilo, que ya de por sí no le sobran, a base de huir de la prensa del corazón, que no se le despega, y de desvelarse por mimar hasta el último detalle de la decoración del antiguo esquileo de Cabanillas del Monte (Segovia), del siglo XVIII, donde se celebrará el banquete. Gran parte del histórico inmueble, con 2.200 metros cuadrados construidos, ha sido entarimado, enmoquetado e iluminado para la ocasión con el fin de albergar a medio millar de invitados, encabezados por la familia real española. El menú será servido por el restaurante La Portada, que dirige Gregorio Rico, con quien ha colaborado La Concepción, cuyo jefe de cocina es Nicolás Fernández Sutil, que aportarán una plantilla de más de un centenar de personas de servicio. La ceremonia se celebrará, hoy, sábado, en La Colegiata del palacio Real de La Granja, aunque muchos invitados y amigos, principalmente los más jóvenes, incluidos los príncipes de Asturias, se han reunido en una fiesta, hasta esta madrugada, en el hotel El Rancho, de Torrecaballeros, fundado por el abogado Javier Giráldez. Los cerca de treinta habitantes del núcleo de Cabanillas están alterados por las medidas de seguridad y la infraestructura que requiere el evento, que contempla también varias carpas, grupo electrógeno y una parcela de una hectárea como aparcamiento. Incluso una nave de cerdos próxima al esquileo ha tomado medidas para que el olor no incomode a los comensales.-

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