Ordenó repintar 2.500 camiones

El empresario venezolano Gustavo Cisneros, artífice de uno de los emporios económicos y mediáticos más importante de Latinoamérica, ha emprendido esta semana una gira por España con un libro bajo el brazo: Gustavo Cisneros. Un empresario global, una biografía confeccionada por el periodista chileno-estadounidense Pablo Bachelet y editada por Planeta, que desvela la trayectoria empresarial y humana de un emprendedor que asentó su imperio en dos pilares: Pepsi Cola y la cadena Venevisión. Frente a la popular bebida de refrescos, Cisneros confiesa que siempre prefirió la tele...

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El empresario venezolano Gustavo Cisneros, artífice de uno de los emporios económicos y mediáticos más importante de Latinoamérica, ha emprendido esta semana una gira por España con un libro bajo el brazo: Gustavo Cisneros. Un empresario global, una biografía confeccionada por el periodista chileno-estadounidense Pablo Bachelet y editada por Planeta, que desvela la trayectoria empresarial y humana de un emprendedor que asentó su imperio en dos pilares: Pepsi Cola y la cadena Venevisión. Frente a la popular bebida de refrescos, Cisneros confiesa que siempre prefirió la televisión. Convirtió Venevisión en una gran fábrica de telenovelas (muchas de ellas han pasado por las pantallas españolas) que le sirvió de trampolín para conquistar el mercado de habla hispana de Estados Unidos, tras una alianza con el mexicano Emilio Azcárraga, a través de Univisión. A su paso por Madrid, Cisneros reconoció que tiene "una asignatura pendiente" en España: los medios de comunicación, pero no adelantó en qué operador ha puesto sus ojos. El empresario que se alió con Rockefeller, se adentró en el negocio petroquímico, adquirió la poderosa cadena de supermercados CADA y compró Galerías Preciados en 1983, protagonizó a mediados de la década pasada uno de los más espectaculares golpes corporativos de la historia lationoamericana: de la noche a la mañana ordenó repintar 2.500 camiones para pasar a distribuir en su país Coca-Cola en lugar de Pepsi Cola. La pintura roja se agotó en Venezuela y tuvo que importarla de Colombia.-

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