Reportaje:

Separación forzosa

El Gobierno rumano anula la boda de dos niños gitanos

La pareja de adolescentes gitanos que fue obligada a casarse la semana pasada en Sibiu (Rumania) vivirá separada. Las autoridades rumanas han declarado ilegal el enlace y han ordenado que Ana María Cioaba, de 12 años, y Mihai Birita, de 15, prosigan sus estudios. Frente al matrimonio a la fuerza, separación forzosa. Anca Dragan, responsable de los servicios de protección de menores de Sibiu, ha afirmado que los adolescentes no pueden cohabitar y deberán recibir atención psicológica, según un acuerdo establecido con los padres de los muchachos.

Ana María fue obligada a casarse por su pad...

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La pareja de adolescentes gitanos que fue obligada a casarse la semana pasada en Sibiu (Rumania) vivirá separada. Las autoridades rumanas han declarado ilegal el enlace y han ordenado que Ana María Cioaba, de 12 años, y Mihai Birita, de 15, prosigan sus estudios. Frente al matrimonio a la fuerza, separación forzosa. Anca Dragan, responsable de los servicios de protección de menores de Sibiu, ha afirmado que los adolescentes no pueden cohabitar y deberán recibir atención psicológica, según un acuerdo establecido con los padres de los muchachos.

Ana María fue obligada a casarse por su padre, Florín, autoproclamado rey de los gitanos. Las imágenes de la boda, que dieron la vuelta al mundo, mostraron a una pareja de escolares ataviados de blanco a las puertas de la iglesia en la que sus familias habían decidido celebrar la boda. La pequeña novia, sin embargo, visiblemente contrariada, abandonó el templo antes de concluir la ceremonia que oficiaba su propio padre. La princesa osó abandonar al novio y a los 400 invitados, coreada por las 12 damas de honor, que gritaron: "Fuera, Birita".

"No quiero casarme", había dicho poco antes de la ceremonia Ana María. "Soy exigente, ya he rechazado varios futuros esposos que mis padres me presentaron". Pero, minutos después del plante, la novia volvió al redil, penetró en la iglesia ante la mirada de alivio de Mihai, y pronunció el "sí, quiero". La prensa ha acusado a Florín de haber obtenido a cambio 500 monedas de oro, una limusina y un apartamento.

El prolongado banquete de tres días se vio frustrado por la intervención de las autoridades. En Rumania las chicas deben tener 15 años para mantener relaciones sexuales y sólo a los 16 pueden casarse. "Se cree que tuvieron relaciones la noche de bodas, pero por mutuo consentimiento", ha afirmado Anca Dragan. Compañeras dela niña, sin embargo, dicen que podría hablarse de violación.

En Rumania viven unos 500.000 gitanos censados, aunque su número real supera el millón. Aunque las chicas comienzan a cuestionar los matrimonios arreglados, la costumbre permanece. La decisión gubernamental ha quebrado los planes de Florín, que finalmente ha aceptado la decisión de las autoridades. Cioaba considera normal que los niños vivan con sus padres y no sean ingresados en instituciones para menores, como había sugerido Emma Nicholson, relatora del Parlamento Europeo para Rumania. La comisaria europea para Asuntos Sociales, Anna Diamantopulu, no ocultó su consternación y rechazo ante este enlace y recordó que Rumania, embarcada en un proceso de integración en la UE, debe tener presente el respeto a los derechos fundamentales.

Florín Cioaba, en medio de los dos jóvenes, en un programa de la televisión rumana.REUTERS

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