Crítica:FERIA DE VALLADOLID | LA LIDIA

Le sirvieron a Leandro Marcos

Los toretes que se jugaron ayer son el resultado final y fetén que pretenden los taurinos. Animales sin trapío, motor de gasóleo, 450 gramos de casta y nobles, tirando a tontos. Lo justo para ir y volver sin molestar. A este producto los taurinistas le denominan "los que sirven".

Los que sirven distan la tira del clásico toro de lidia de toda la vida. Empezando porque con ellos no existe la suerte de varas (a picotazo por toro salió la tarde), y terminando porque no transmiten. Bueno, pues ni con los que sirven las figuras de ayer se pusieron a torear como Dios manda. Lo que es peor, es...

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Los toretes que se jugaron ayer son el resultado final y fetén que pretenden los taurinos. Animales sin trapío, motor de gasóleo, 450 gramos de casta y nobles, tirando a tontos. Lo justo para ir y volver sin molestar. A este producto los taurinistas le denominan "los que sirven".

Los que sirven distan la tira del clásico toro de lidia de toda la vida. Empezando porque con ellos no existe la suerte de varas (a picotazo por toro salió la tarde), y terminando porque no transmiten. Bueno, pues ni con los que sirven las figuras de ayer se pusieron a torear como Dios manda. Lo que es peor, estuvieron por debajo de los nobles animales. Sí le sirvieron a Leandro Marcos.

El vallisoletano, en su primero, lució capote hábil y sutil, destacando la media verónica con la que cerró el saludo. Con la muleta, estético, cadencioso, pero apoltronado a la pala de los pitones. Con la espada estuvo desconcertado, pinchó en exceso y mató mal.

Torrealta / Joselito, El Juli, Marcos

Toros de Torrealta, justos de presencia, casta y fuerza, nobles y manejables. Aplaudidos en el arrastre. Joselito: bajonazo (palmas); pinchazo, estocada (oreja). El Juli: dos pinchazos, estocada trasera y caída (ovación y saludos); media estocada (ovación y saludos). Leandro Marcos: pinchazo, estocada (ovación); estocada desprendida (dos orejas). Plaza de toros de Valladolid, 11 de septiembre, 6ª de feria. Algo más de tres cuartos de entrada.

Vino a abrir el tarro de las esencias en el que cerró festejo. Dos verónicas y media dejó como tarjeta con el capote. Brillante comienzo de faena por doblones. Dio distancia, compuso figura, aguantó el envite y puso a la gente loca. Siguió toreando con ambas manos con gusto y finura, aunque con poco ajuste. Rematando las series con variedad: faroles, molinetes de salida, trincherazos y el obligado de pecho. Una dulzura de toreo, al que sólo le faltó hondura. Se jugó la vida a la hora de entrar a matar, dejando una estocada caída que sirvió para que sus paisanos le aclamaran y solicitaran para él los máximos trofeos.

José Miguel Arroyo, Joselito, cuidó a su primero. Lo reservó para la muleta. Llegado el momento, el torete se puso a embestir desarbolando con ello al hoy director de lidia. Ni sitio, ni distancia, ni ponte bien, ni estate quieto. Por debajo de las condiciones del animal estuvo el maestro. Tras sobrio quite por verónicas a su segundo, trasteó sentado en el estribo. Ya de pie, recital derechista sobre el pico de la muleta. Lo mejor, dos series con la misma mano, sin ayuda. Magnífica la estocada.

Julián López, El Juli, sabedor de que los ocupantes de los tendidos habían ido a verle a él, intentó agradar con el capote. Dejó un churro, sin calificar. Sin desánimo alguno, se puso a banderillerar como el plantajudías. Escamotéo saltos, piruetas y recortes. Dejó la cosa fría. Le aplaudieron, pero menos. Con la muleta, faena a favor de viento. Acertado en las distancias, sin pisar sitio, perdiendo pasos y largando toro. Tras remate consistente en tres pases semi de pecho, sin enmendar zapatilla, la obra pareció subir de tono. Pero no. Lo que gris empieza, gris termina.

En su segundo toro, quinto de la tarde, defraudó a sus seguidores con el capote. Tampoco en esta ocasión levantó los tendidos con los avivadores. Con la muleta y el público a favor intentó salvar la tarde. Desgranó series por ambas manos, más lucido al natural. Interés puso, pero sosas le salían las suertes. Quiso arreglarlo a base de desplantes y sonrisas a los tendidos, pero no.

Tras el paso de las figuras por la feria, el comentario general de los aficionados era que con un festejo les había sobrado. Cierto. Los relumbrones del toreo sólo se esforzaron en la primera de las tardes de las que dispusieron. Con todo, lo que más le preocupa al aficionado es la presencia del toro. Realmente, esto es lo que falta para que la feria de Valladolid tenga la importancia que se merece.

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