Los "extraños" Carolyn y John Kennedy

Carolyn Bessette y John Kennedy vuelven a la actualidad con la publicación de un libro. Según éste, ella era una cocainómana depresiva, obsesionada con un ex amante. Su marido, el hijo del presidente asesinado, estaba harto de la relación y a punto de separarse. De hecho, ya no vivían juntos, atormentados por sospechas de celos y constantes discusiones. Una vez más, el lado oscuro de Camelot vuelve a ser pasto de los cotilleos. El último libro sobre la malograda familia real estadounidense, La maldición de los Kennedy, revela que la encantadora pareja neoyorquina estaba al...

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Carolyn Bessette y John Kennedy vuelven a la actualidad con la publicación de un libro. Según éste, ella era una cocainómana depresiva, obsesionada con un ex amante. Su marido, el hijo del presidente asesinado, estaba harto de la relación y a punto de separarse. De hecho, ya no vivían juntos, atormentados por sospechas de celos y constantes discusiones. Una vez más, el lado oscuro de Camelot vuelve a ser pasto de los cotilleos. El último libro sobre la malograda familia real estadounidense, La maldición de los Kennedy, revela que la encantadora pareja neoyorquina estaba al borde del colapso poco antes del accidente de avioneta que acabó con sus vidas, en julio de 1999. Carolyn, describen las nuevas revelaciones, era caprichosa, llegó dos horas tarde a su propia boda y se llevaba mal con su cuñada, Caroline Kennedy. "Nos hemos convertido en unos extraños. Esto debe parar, de lo contrario vamos a divorciarnos", habría dicho John a un amigo unos días antes de irse de vacaciones a la mansión familiar de Cape Cod. Nunca alcanzaron las costas de Nueva Inglaterra. El libro, escrito por Edward Klein, uno de los periodistas de la revista Vanity Fair, autoridad en los chismorreos de la alta sociedad, también revela que aquella tarde fatídica Carolyn se empeñó en hacerse una interminable pedicura (quería alcanzar el matiz de violeta perfecto para las uñas de sus pies) y retrasó en varias horas los planes de vuelo. La intensa bruma, la escasa visibilidad y los posibles errores de pilotaje de John precipitaron la avioneta al mar.-

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