La taza de té perfecta

Con motivo del centenario del nacimiento del escritor británico George Orwell, la Royal Society of Chemistry decidió analizar la fórmula de 11 reglas de obligado cumplimiento para conseguir la taza de té perfecta que nos legó el autor de 1984 y Rebelión en la granja y que más o menos se pueden resumir así: la medida es de seis cucharadas por litro de agua de hojas de té de India o Ceilán, no de China, y nunca bolsas o extractos. Hay que utilizar una tetera de cerámica previamente calentada, mover la tetera y servir el té en una taza alta. No poner crema, añadir leche al té...

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Con motivo del centenario del nacimiento del escritor británico George Orwell, la Royal Society of Chemistry decidió analizar la fórmula de 11 reglas de obligado cumplimiento para conseguir la taza de té perfecta que nos legó el autor de 1984 y Rebelión en la granja y que más o menos se pueden resumir así: la medida es de seis cucharadas por litro de agua de hojas de té de India o Ceilán, no de China, y nunca bolsas o extractos. Hay que utilizar una tetera de cerámica previamente calentada, mover la tetera y servir el té en una taza alta. No poner crema, añadir leche al té, no viceversa, y, finalmente, jamás, jamás, agregar azúcar. Pues bien, el doctor Andrew Stapley, ingeniero químico de la Universidad de Loughborough ha puesto en el asador todos sus conocimientos adquiridos durante dos meses -y algunas preferencias personales- con el fin de alcanzar la perfección en el arte de tomar té y ha presentado batalla a varias de las reglas orwellianas. Por ejemplo, Stapley considera un exceso la medida de seis cucharadas de té por litro y la reduce a una. Afirma que añadir un poco de azúcar es bueno, porque modera la natural astringencia del té y le resta amargor. Y, lo más importante de todo porque acaba con una polémica de siglos: primero hay que verter la leche sobre la taza para después añadir el té que se enfriará un poco al contacto con la leche fría. La razón, muy seria, es para proteger las proteínas de la leche, que se modificarían con las altas temperaturas del té. Por su parte, la doctora Julia King afirma que el secreto está en que el agua alcance los 98º.

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