Crítica:TEATRO

Hace falta un esqueleto

Parece que "esta comedia nos habla de la mujer profesional e independiente y de cómo ese personaje goza de igualdad de oportunidades con el hombre, pero en la práctica una serie de obstáculos limita esos derechos". Leí en el entreacto esa frase del autor en el programa, y me disgusté pensando que no me había enterado de nada en el primer acto. Estuve más atento a esa clave en el segundo, y seguí sin descubrir lo enunciado. Ni ninguna de las otras cosas que el autor da por hechas. Supongo que era su intención y no ha sabido expresarlas, o se ha contenido para no dejar perder la ternura con que ...

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Parece que "esta comedia nos habla de la mujer profesional e independiente y de cómo ese personaje goza de igualdad de oportunidades con el hombre, pero en la práctica una serie de obstáculos limita esos derechos". Leí en el entreacto esa frase del autor en el programa, y me disgusté pensando que no me había enterado de nada en el primer acto. Estuve más atento a esa clave en el segundo, y seguí sin descubrir lo enunciado. Ni ninguna de las otras cosas que el autor da por hechas. Supongo que era su intención y no ha sabido expresarlas, o se ha contenido para no dejar perder la ternura con que las quería acompañar. Puede sospechar él que yo no entiendo la obra, y tendrá razón. No entiendo su porqué: es una comedia sin esqueleto, no se sostiene sola. Falta ese esqueleto, esa construcción: y alguna idea, y algún diálogo que sea más que correcto.

La comedia de Carla y Luisa

De Alonso de Santos. Intérpretes: Cristina Higueras, Fiorella Faltoyano, Fernando Sánchez Cabezudo, Alberto Agudín. Escenografía: Artiñano. Dirección: Eusebio Lázaro. Centro Cultural de la Villa de Madrid.

Lo que yo entendí es que es un alegato contra el paro, de todos; y contra el cierre de los teatros, cosa que no está ocurriendo (y en todo caso para que fuera correcta le sobraría el articulo "los"). Las pancartas que aparecen desplegadas se refieren a eso, y no a otras cuestiones en las se centra la sociedad actual; supongo que estará escrita hace mucho tiempo y que no se ha creído necesario actualizarla. Tampoco lo necesita.

Es un diálogo de lucimiento de dos actrices, que lo dicen muy bien como es costumbre en Cristina Higueras y Fiorella Faltoyano, con un par de personajes masculinos de relleno: uno es el ya clásico joven fresco que no da golpe pero que es progre, y otro un tramoyista que hace parodias de ópera -tres o cuatro, quizá cinco arias cantadas con excelente voz-, y el actor Alberto Agudín consigue el único humor de la noche. Y le aplauden, y aplauden a todos, aunque la poca asistencia -el domingo- no consigue el clamor necesario.

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