Crónica:LAS VENTAS | LA LIDIA

Lluvia mansa y paciente de Bohórquez

Cuando Manolo Sánchez se disponía a torear con la muleta al primer toro, rompió a llover, para no dejar de hacerlo el resto de la tarde, mansa y pacientemente. Tal fue la corrida de Fermín Bohórquez, sosa, bonancible, sin desentonar. Que voy, me quedo un rato y luego vuelvo. Tómame y hasta luego. Casquivana, floja, esquiva y manejable. Un temperamento que fue a menos en el último tercio. Por disfrutar que no quede, aunque no demasiado, que luego te acostumbras. Parecían decir los toros de Don Fermín.

Manolo Sánchez hizo dos faenas similares, en un acuerdo mutuo con sus dos toros. No tra...

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Cuando Manolo Sánchez se disponía a torear con la muleta al primer toro, rompió a llover, para no dejar de hacerlo el resto de la tarde, mansa y pacientemente. Tal fue la corrida de Fermín Bohórquez, sosa, bonancible, sin desentonar. Que voy, me quedo un rato y luego vuelvo. Tómame y hasta luego. Casquivana, floja, esquiva y manejable. Un temperamento que fue a menos en el último tercio. Por disfrutar que no quede, aunque no demasiado, que luego te acostumbras. Parecían decir los toros de Don Fermín.

Manolo Sánchez hizo dos faenas similares, en un acuerdo mutuo con sus dos toros. No transcendió mucho su labor. Que fue más alegre en el cuarto, en el que consiguió algún muletazo estimable, sin acabar de rematar nada.

Bohórquez / Sánchez, Núñez, Elvira

Cinto toros de Fermín Bohórquez, desigualmente presentados, nobles, sosos, fueron a menos en el último tercio, de juego irregular; 6º de Ramón Flores, noble y manejable. Manolo Sánchez: estocada desprendida (silencio); estocada caída y dos descabellos (silencio). Rodolfo Núñez: pinchazo, pinchazo hondo y descabello (silencio); estocada delantera (leve petición y vuelta al ruedo). Alberto Elvira: bajonazo, dos descabellos y se echa el toro (silencio); estocada tendida y descabello (ovación). Plaza de las Ventas, 25 de agosto. Un cuarto de entrada.

Rodolfo Núñez en su primero acompañó la embestida del toro, en unas primeras series de derechazos que tuvieron prestancia, buenas intenciones y temple irregular. Pero se superó en el quinte, donde quitó por chicuelinas de buena factura, y montó un trasteo de muleta compuesto, a media altura, la que pedía el toro, que remató con un toreo por alto y bajo acompasado, antes de suministrar una estocada de perfecta ejecución.

Alberto Elvira en su primero apenas dejó una reseña de buen estilo, ese que relució en el sexto. Entonces instrumentó los mejores muletazos de la tarde, un tanteo a base de pases de la firma y trincheras de gusto, empaque y temple singular. A falta de ligazón, imprimió sentimiento, en los momentos que citó en la distancia adecuada. Elemental.

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