Crónica:TOLEDO | LA LIDIA

El Juli dictó lección

Toledo pudo ver ayer domingo una faena de El Juli de esas que quedan en la retina del aficionado. Aunque vayamos por partes, capítulos. Un orden, por favor.

El Juli se lució en el segundos sólo en los dos primeros tercios. Buen manejo del capote en los lances de saludo, así como en el quite por chicuelinas. Las banderillas las clavó con facilidad, desparpajo, soltura, para torear luego de muleta con discreción, limpieza, sin mayor relieve. Funcionó el estoque y le dieron una oreja. Pero en el quinto dio una lección de toreo, dominio, lidia a un manso encastadillo. Quite por caleserinas ...

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Toledo pudo ver ayer domingo una faena de El Juli de esas que quedan en la retina del aficionado. Aunque vayamos por partes, capítulos. Un orden, por favor.

El Juli se lució en el segundos sólo en los dos primeros tercios. Buen manejo del capote en los lances de saludo, así como en el quite por chicuelinas. Las banderillas las clavó con facilidad, desparpajo, soltura, para torear luego de muleta con discreción, limpieza, sin mayor relieve. Funcionó el estoque y le dieron una oreja. Pero en el quinto dio una lección de toreo, dominio, lidia a un manso encastadillo. Quite por caleserinas excelente, sí, más luego una faena de muleta completa, honda, en series impresionantes de sabor, temple, con un relajo, compás en los remates de serie que llenaron de gusto a los tendidos.

Del Río / Aparicio, El Juli, Marcos

Cuatro toros de Victoriano del Río; y uno de Garcigrande; 5º, de El Torreón; el 6º, devuelto por inválido, sobre de Garcigrande; desigualmente presentados, dieron juego; alguno sospechoso de pitones. Julio Aparicio: pinchazo, estocada caída (silencio); pinchazo hondo y estocada delantera (palmas). El Juli: pinchazo y estocada perdiendo la muleta (oreja); estocada trasera y atravesada -aviso- y se echa el toro (dos orejas). Leandro Marcos: tres pinchazos y dos descabellos (ovación); dos pinchazos, pinchazo hondo (vuelta). Plaza de Toros de Toledo, 2 de junio. Tres cuartos de entrada.

En su primero, Julio Aparicio no apretó lo suficiente, aunque tenía un toro noble, soso, con recorrido por el pitón derecho. La boca abierta del burel desde el tercio de banderillas, no impidió meter la cara y repetir los viajes. Molestado por el viento no acabó Aparicio de confiarse. Lo pasó de muleta en series frías de ánimo. En su segundo, hizo un esfuerzo que no llegó a coger en faena. Por debajo del toro, dejó el sello artístico de la casa, tímidas estrellas, en trincherazos, ayudados, tal vez un recorte preciosista.

Leandro Marcos en el tercero recibió a la verónica con empaque, algunas de ellas cinceladas. Brindó al público el toro que, a fuer de noble, le faltó motor, riñones. El de Valladolid nos ofreció un trasteo que presidió la elegancia, naturales, redondos con su miaja de arte. En el sexto, expuso ante el toro más complicado de la tarde, se llevó un pitonazo que le rompió la taleguilla y tragó en naturales de buen hacer, mejor dibujo, sin llegar a matar por arriba, algo que le privó de una merecida oreja.

Bueno, qué más decir, hacer una faena tan rotunda a un toro con tendencia a huir camino de chiqueros, cual hizo El Juli, es privilegio de un cabeza que es tal para cual.

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