Faraón Mitterrand y su pirámide del Louvre

LA PIRÁMIDE DEL LOUVRE no sólo es el símbolo -discutible- de la doble presidencia de François Mitterrand, sino también de la reorganización arquitectónica del Museo del Louvre. De entrada, la famosa pirámide de vidrio, obra del arquitecto Leoh Ming Pei, permitió que el espacio destinado a la acogida de visitantes se multiplicara por 10 y permitió crear un auditorio de 420 plazas que acoge debates, proyecciones o conciertos. Gracias al nuevo vestíbulo generado por la pirámide, el museo dispone ahora de un mejor espacio para exposiciones temporales, otro reservado a la acogida de grupos, a una g...

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LA PIRÁMIDE DEL LOUVRE no sólo es el símbolo -discutible- de la doble presidencia de François Mitterrand, sino también de la reorganización arquitectónica del Museo del Louvre. De entrada, la famosa pirámide de vidrio, obra del arquitecto Leoh Ming Pei, permitió que el espacio destinado a la acogida de visitantes se multiplicara por 10 y permitió crear un auditorio de 420 plazas que acoge debates, proyecciones o conciertos. Gracias al nuevo vestíbulo generado por la pirámide, el museo dispone ahora de un mejor espacio para exposiciones temporales, otro reservado a la acogida de grupos, a una galería cibermedia y un lugar reservado para las producciones audiovisuales del propio museo. Las zonas de restaurantes y tiendas también han crecido.

La superficie destinada a exposiciones era, en 1981, de 31.000 metros cuadrados y ahora es de 60.000. Esa duplicación ha permitido exponer las obras de manera más elegante y holgada: en 1984, el público podía disfrutar de 30.000 obras, mientras que ahora se le ofrecen 35.000. En los depósitos se guardan otras 320.000 que se benefician de unas instalaciones que, en total, ocupan 160.000 metros cuadrados.

El número de visitantes ha aumentado de manera muy importante desde que la pirámide permite una mejor presentación de esculturas y pinturas y una circulación más fluida de visitantes: en 1984 acudieron al Louvre 2,8 millones, mientras que, a partir de 1989, fecha en que se dio por acabada la parte más importante de las reformas, van al Louvre más de cinco millones de personas cada año, con anualidades de más de seis millones en varias oportunidades.

El coste total de las obras puede estimarse en 1.100 millones de euros. La institución da trabajo a 1.780 personas -permanentes y no permanentes-, de las cuales 1.056 están consagradas a recibir a los turistas y a vigilar las salas. Como el número de vigilantes se considera insuficiente, un 20%, rotativo, de las salas permanece cerrado al público casi siempre.

El presupuesto del Louvre es de 95 millones de euros, un 27% de los cuales es generado por los recursos del propio museo. La institución la dirige, desde finales de 2001, Henry de Loirette, antes conservador del Museo d'Orsay.