Crítica:TEATRO | 'APASIONADA'

Protagonista, Lepage

Hay un momento terrible en algunas obras de teatro cuando, a los minutos de alzarse el telón sobre un espectáculo bello, interesante, atractivo, se comprende que toda la obra va a ser así, y que ese único efecto se va a estirar permanentemente. Con esta obra, que contradictoriamente se llama Apasionada, ocurre eso: un decorado azul frío, un velo negro que difumina las imágenes hasta hacerlas aparecer como en flou fotográfico, un receptor de televisión mal sintonizado, una película tomada o proyectada con mala óptica, lanza el frío sobre la pasión y la oscuridad sobre lo que fue e...

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Hay un momento terrible en algunas obras de teatro cuando, a los minutos de alzarse el telón sobre un espectáculo bello, interesante, atractivo, se comprende que toda la obra va a ser así, y que ese único efecto se va a estirar permanentemente. Con esta obra, que contradictoriamente se llama Apasionada, ocurre eso: un decorado azul frío, un velo negro que difumina las imágenes hasta hacerlas aparecer como en flou fotográfico, un receptor de televisión mal sintonizado, una película tomada o proyectada con mala óptica, lanza el frío sobre la pasión y la oscuridad sobre lo que fue en vida, y es aún en lo que existe, un color brillante, una pintura viva y llamativa.

Hay personas que creen que el canadiense Robert Lepage es el mejor director de teatro del mundo; yo le pondría en un lugar muy preferente, pero no hasta ese punto. A menos que tenga la adicción al direccionismo por encima de todas las cosas, y prefiera uno el espectáculo al texto, la dirección, la biografía -en este caso-, la interpretación, el gesto de los actores, hasta su voz tamizada. Aun así, hay que amar que el espectáculo dure dos horas sin variación, sin que el enorme marco azul se le meta a uno por los ojos.

Apasionada

Apasionada (Que viva Frida), texto de Sophie Baucher sobre escritos de Frida Kahlo. Intérpretes: Sophie Faucher, Lise Roy, Patric Saucier. Escenografía: Carl Fillion; luces: Sonoiyo Nishikawa; vestuario; Véronique Borboën. Un espectáculo de Robert Lepage. Centro dramático Nacional (Teatro de la Zarzuela).

La historia es la de Frida Kahlo, más famosa (para mí) por su vida trágica y sentimental y sexual que por sus cuadros, y Diego Rivera, en el que sí he visto siempre una grandeza de color y creación, de dibujo y política que inspiró su vida. Fue el pintor de la raza india sobre la conquista española, y el comunista que pretendía la libertad de todos y la igualdad: hasta el punto de que contribuyó al crimen de Mercader, que mató a Trotski en México (se supone, además, que Frida había sido amante de Trotski), y le llevaron a la cárcel.

Pero esa no es la historia. La historia es la de Frida, muchacha a la que un accidente de tráfico hizo sufrir una terrible perforación por una barra que la atravesó el cuerpo y cuyos dolores, operaciones, torturas, angustias, la llevaron muchos años después a la muerte; y su amor con Diego Rivera. Esto se cuenta en brevísimos episodios o secuencias, a veces en ventanitas abiertas en el azul no de fondo, sino de superficie, en un francés canadiense apagado por tanta veladura, traducido en unos sobretítulos bien escritos (no responsables de una cierta cursilería del texto) con una luz roja brillante y a la velocidad del paso de letras que requiere la fidelidad a lo dicho y escrito, que destruyen el efecto óptico original. Es decir, lo pensado y creado por Lepage. Bien pensado como una sola idea sobre la que se podría haber seguido inventando y desarrollando, y magníficamente creado, terminado, realizado. Si Frida Kahlo sólo pintaba su autorretrato, Lepage sólo cultiva su dirección.

No es tiempo perdido verla, sobre todo si se tiene un amor grande por el teatro o se practica su profesión: el estreno estaba lleno de gente de la profesión que sin duda aprendió mucho sobre ella, sobre cosas que se deben hacer y otras que no se deben hacer nunca, y que aplaudieron con verdadero entusiasmo a los tres protagonistas, oscurecidos -nunca mejor dicho- por el espectáculo y el protagonismo del director.

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