Reportaje:

¡Viva Tenorio!

La eliminación de Gisela en la última gala de 'Operación Triunfo' con jurado, una injusticia

Para no perder audiencia en el resumen de La 2, la gala de Operación Triunfo del lunes empezó con el retraso justo, confirmando así la meticulosidad de un mecanismo formalmente perfecto. Carlos Lozano, que practica una naturalidad a lo Bertín Osborne y que reparte carne de gallina a granel, nos anunció que había luna llena, y eso bastó para que la gala adquiriera una trascendencia fuera de lo común, tan colorista como el vestuario de la curiosa profesora de expresión oral. Verónica se arriesgó con una canción, People, con muchas curvas en las que, cual Carlos Sainz de ...

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Para no perder audiencia en el resumen de La 2, la gala de Operación Triunfo del lunes empezó con el retraso justo, confirmando así la meticulosidad de un mecanismo formalmente perfecto. Carlos Lozano, que practica una naturalidad a lo Bertín Osborne y que reparte carne de gallina a granel, nos anunció que había luna llena, y eso bastó para que la gala adquiriera una trascendencia fuera de lo común, tan colorista como el vestuario de la curiosa profesora de expresión oral. Verónica se arriesgó con una canción, People, con muchas curvas en las que, cual Carlos Sainz de hit-parade, derrapó, aunque, increíblemente, no sólo consiguió salvarse, sino ser finalista gracias al voto de sus compañeros. Si a eso le añadimos la correcta versión que de All the men that I need hizo Gisela, su eliminación constituye una escandalosa injusticia sólo compensada por su participación en la banda sonora de la próxima película de Disney.

Y en eso llegó Manu Tenorio, con menos kilos que cuando entró, sin la joroba que arrastraba al principio, sin aquellos trajes de vocalista de bodas, bautizos y banquetes, pletórico con su Flor de Lis, un tema que los músicos agradecen porque les permite salirse del perfil azucarado de casi todo el repertorio. En uno de los vídeos le vimos decir: 'Para hacer mierdas, siempre hay tiempo', un sabio comentario que todos deberíamos tener en cuenta.

Nuria despachó un bolero incoloro con un título (Con los años que me quedan) que parecía una mezcla de presagio y que le valió una justa nominación en la que tendrá que competir con un Bustamante sereno, simpático y que, por una noche, le prestó su facilidad lacrimógena a Nina, que acusó su entrega sentimental. A Bustamante le tocó la peor canción de la noche. Titulada Hasta que el alma resista, intentó rebozarla con su desparpajo de andamio, pero la cosa no tenía remedio, así que nadie pudo echarle una mano, ni siquiera el jurado, que decidió salvar a Bisbal y a Chenoa. Rosa volvió por sus fueros y compensó los kilos que ha perdido con unos racimos de pendientes poco recomendables para la salud de sus lóbulos. Si Albinoni la hubiera escuchado versionar su sobadísimo Adaggio en el más puro estilo de los saqueadores de música clásica, habría llamado desde su connecting-tumba para votarla como favorita. Bisbal, por su parte, se consolidó como el clónico de Luis Miguel que es y aportó a Quiero sus contoneos pélvicos y su exagerado aleteo nasal a la larga tradición de vocalistas pachangueros latinos. Con decir que Chenoa interpretó una canción titulada The best sería suficiente. El problema de ser la mejor es que no das la imagen de aspirante, sino de profesional consagrado y, sorpresas te da la vida, eso puede ser un lastre cuando se imponga el sufragio universal telefónico que, en lugar de Pilar Tabares y sus boys, decidirá a partir de la semana que viene. Futuros nominados: Bustamante y Nuria. El que se salve pasará a una final que cambiará un poco la mecánica del concurso. Pero de eso ya hablaremos otro día.

[Operación Triunfo batió el pasado lunes un nuevo récord de audiencia. Una media de 9.528.000 espectadores siguieron el concurso, con una cuota de pantalla del 56,7%].

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