Crítica:TVE-1 | 'TERRA NOSTRA'

Amores de época

Con no poca alharaca han presentado sus productores Terra nostra, la nueva telenovela brasileña que, tras distribuirse en Italia y Suramérica, recala en España de la mano de TVE-1. Como El secreto, el serial recientemente estrenado que la precede en la misma parrilla, es de suponer que Terra nostra ofrecerá al espectador que se deje atrapar un festín de matrimonios equivocados, traiciones amorosas, empecinados odios y febriles pasiones hasta que la pareja de amantes frustrados que protagoniza cualquier culebrón que se precie encuentre finalmente la felicidad conyugal.
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Con no poca alharaca han presentado sus productores Terra nostra, la nueva telenovela brasileña que, tras distribuirse en Italia y Suramérica, recala en España de la mano de TVE-1. Como El secreto, el serial recientemente estrenado que la precede en la misma parrilla, es de suponer que Terra nostra ofrecerá al espectador que se deje atrapar un festín de matrimonios equivocados, traiciones amorosas, empecinados odios y febriles pasiones hasta que la pareja de amantes frustrados que protagoniza cualquier culebrón que se precie encuentre finalmente la felicidad conyugal.

El planteamiento inicial no puede ser, en ese sentido, más prometedor. El amor lo ponen Juliana y Mateo, dos emigrantes italianos en el Brasil de finales del siglo XIX, que, tras vivir un encendido romance en el barco que los llevó a América, debido a un equívoco en la frontera han acabado en lugares diferentes, él en una hacienda cafetera en la que vive en régimen de semiesclavitud y ella de sirvienta en una casa de la ciudad donde todavía más peligroso que la abierta hostilidad de su patrona es el acoso amoroso al que la somete el hijo vividor de la familia.

El problema es que ninguno de los dos sabe dónde se encuentra el otro y que, para cuando lo averigüen, ambos se habrán dejado enredar hasta tal punto en las acechanzas que en sus respectivos hogares les tiendan que el reencuentro será prácticamente imposible. Sin duda lo lograrán, pero, entretanto, da miedo imaginar los sufrimientos y malentendidos por los que habrán de pasar hasta que llegue ese momento a lo largo de los 150 capítulos que dura la serie.

Terra nostra juega la baza del culebrón de época, una especialidad brasileña desde los tiempos de la aún sin superar Dona Beija. Está rodado en escenarios naturales y se nota que, por lo menos en los primeros capítulos, no se han escatimado medios para lograr una ambientación sugerente. De momento, la acción resulta demasiado lenta y las dos horas y cuarto que dura la dosis diaria, con cortes publicitarios incluidos, matan de aburrimiento hasta al más entusiasta, pero es de esperar que a medida que la arboleda del embrollo crezca vaya ganando también en barroca profundidad.

Por si acaso no sucede así, siempre está la coartada histórica y las clases de italiano elemental (algo caras, es cierto) que nos brinda el doblaje castellano, en el que se han respetado los numerosos vocablos italianos con que los protagonistas riegan su portugués en la versión original.

Terra nostra, desde su estreno el pasado 8 de febrero, ha obtenido una media de 1.962.000 telespectadores, con un 24,7% de cuota de pantalla.

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