Crítica:MONUMENTAL MÉXICO | LA LIDIA

Orejas a Cartagena y Armillita

Una tarde gélida, lluviosa y con viento fue el marco de la primera corrida con que se celebra el 55º aniversario del coso, y en ella cortaron orejas Andy Cartagena y Armillita.

Con el que abrió plaza, aplaudido en el arrastre, Cartagena, montando al tordillo Esfuerzo, se lució con las banderillas largas, y arriba del bayo Quito, por los adentros colocó la banderilla con la suerte del violín. A su segundo enemigo, aplaudido en el arrastre, le ejecutó con espectacularidad y frente a la cara giros inverosímiles, que fue repitiendo hasta lograr cuatro.

Elegantes fueron ...

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Una tarde gélida, lluviosa y con viento fue el marco de la primera corrida con que se celebra el 55º aniversario del coso, y en ella cortaron orejas Andy Cartagena y Armillita.

Con el que abrió plaza, aplaudido en el arrastre, Cartagena, montando al tordillo Esfuerzo, se lució con las banderillas largas, y arriba del bayo Quito, por los adentros colocó la banderilla con la suerte del violín. A su segundo enemigo, aplaudido en el arrastre, le ejecutó con espectacularidad y frente a la cara giros inverosímiles, que fue repitiendo hasta lograr cuatro.

Elegantes fueron las verónicas con que saludó Armillita al segundo de la línea ordinaria, un toro de bandera que mereció el arrastre lento. Con la sarga le cuajó una faena en la que bordó el toreo. Su estructurada y artística labor consistió en tres tandas de naturales y cuatro de redondos, en los que marcó magistralmente los tres tiempos en todos los pases. Como el quinto, pitado en el arrastre, no tuvo enemigo a modo, pues la bestia era tarda y bronca, el hidrocálido abrevió.

Con gran profesionalismo se fajó con el bronco tercero, pitado en el arrastre, a pesar de que el burel desarrolló mucho sentido, le enjaretó dos series de templados y mandones naturales. Al manso que cerró plaza, en el último tercio lo metió al engaño y le dio una tanda de largos naturales, la cual repitió dos veces y al final de su trasteo se dio el lujo de darle una limpia ranchera.

Eloy Cavazos no tuvo suerte en esta ocasión, pues no sólo se enfrentó al lote menos propicio, sino que tuvo la agresividad de un sector de la concurrencia.

Con el andarín y revoltoso primero, por más esfuerzos que hizo, no pudo con él. Batalleó con el bronco cuarto para someterlo y con la bayeta consiguió una tanda de limpios derechazos.

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