LIDIABARCELONA

Mártires de agosto

Los aficionados, que haberlos haylos, que van a los toros en Barcelona durante el mes de agosto merecen la palma del martirio. Una vez más, esto ha sido un desastre, principalmente en el juego del ganado. Reses de ganaderías que hace tiempo que no se hallan en su mejor momento, pero que aparecen año tras año, para desesperación de toreros y público.Diego Ventura, rejoneador debutante en Barcelona, interesó en muchos momentos de una actuación irregular. Cabe la disculpa de que tuvo enfrente un lote imposible. Mansurrón el primero y un marmolillo el cuarto. Los momentos más brillantes fueron cua...

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Los aficionados, que haberlos haylos, que van a los toros en Barcelona durante el mes de agosto merecen la palma del martirio. Una vez más, esto ha sido un desastre, principalmente en el juego del ganado. Reses de ganaderías que hace tiempo que no se hallan en su mejor momento, pero que aparecen año tras año, para desesperación de toreros y público.Diego Ventura, rejoneador debutante en Barcelona, interesó en muchos momentos de una actuación irregular. Cabe la disculpa de que tuvo enfrente un lote imposible. Mansurrón el primero y un marmolillo el cuarto. Los momentos más brillantes fueron cuando intentó, con torería, encelar las embestiadas de sus reacios enemigos y en el esfuerzo que hizo para obtener lucimiento.

Sepúlveda / Ventura, Tato, Moreno

Toros: 4 de Sepúlveda y 2º y 6º de Antonio Pérez de San Fernando, mansos, aplomados y con poca fuerza. El rejoneador Diego Ventura, nuevo en esta plaza, silencio tras aviso y salida al tercio con algunos pitos. El Tato, silencio y silencio. José Luis Moreno, silencio y silencio.Plaza Monumental. Barcelona, 20 de agosto. Casi media entrada.

El segundo fue un inválido. Con él poco podía hacer El Tato, que realizó una faena de las llamadas de enfermero, insistiendo en demasía y acabando de una estocada baja. En el quinto, paradote y soso hasta la desesperación, el maño mostró voluntad, pero toreó muy distanciado y con la figura arqueada en exceso.

El noble tercero mostró buena condición, pero fue duramente castigado en varas. Llegó al último tercio casi exangüe y José Luis Moreno se encontró con que no podía hacer nada de eso con una res en tales condiciones. El sexto, de Antonio Pérez, hizo una buena pelea en varas, pero fue enseguida a menos. Moreno lo intentó, pero el lucimiento era imposible, máxime porque el toro estaba avisado y se vencía por los dos pitones.

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