LAS VENTAS

Un toro mentiroso

Fue el de más volumen y el de más peso, pero apenas tenía pitones. Ése fue su primer embuste. Después, en el tercio de varas, una vez puesto en suerte, se arrancó con alegría al caballo, derribó con espectacularidad y, a continuación, se largó en estampida. Nuevo encuentro desde largo, otro derribo y otra vez de fuga. Todavía realizó tres encuentros más. En uno desarmó al picador de un cabezazo, y en los otros dos se quitó el palo y se repuchó.A todo esto, parte del público estaba como loco, diciendo piropos al toro y cantando su supuesta bravura. Habían caído en la mentira del toro, que no er...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Fue el de más volumen y el de más peso, pero apenas tenía pitones. Ése fue su primer embuste. Después, en el tercio de varas, una vez puesto en suerte, se arrancó con alegría al caballo, derribó con espectacularidad y, a continuación, se largó en estampida. Nuevo encuentro desde largo, otro derribo y otra vez de fuga. Todavía realizó tres encuentros más. En uno desarmó al picador de un cabezazo, y en los otros dos se quitó el palo y se repuchó.A todo esto, parte del público estaba como loco, diciendo piropos al toro y cantando su supuesta bravura. Habían caído en la mentira del toro, que no era bravo ni mucho menos, porque, para colmo, esperó en banderillas y durante la faena, tardeó, se quedó corto, reculó, se sentó dos veces y fue a morir a tablas. Toro embustero y bravucón, que le dio el timo de la estampita a los aficionados que han aprendido a ver corridas en delantera de televisión. Tampoco fueron muy veraces los cinco toros restantes. Mejor armados, sí, pero empezaron embistiendo con prontitud y recorrido para terminar rajándose enseguida. Los tres primeros, además, claudicaron y se dieron de bruces, además de cabecear por falta de fuerzas. Los otros tres tuvieron más energía, pero se acabaron tras las primeras carreras hacia la muleta.

Criado / Fernández, Benítez, Ortiz

Toros de Criado Holgado, de presencia desigual, mansurrones. 1º, 2º y 3º, flojos. 4º, bravucón. Fernández Meca: estocada corta y atravesada (silencio); tres pinchazos y se echa el toro (silencio). Leonardo Benítez: pinchazo y estocada trasera y tendida (silencio); estocada desprendida perdiendo la muleta (división). Ricardo Ortiz, que confirmó la alternativa: dos pinchazos -aviso- y dos descabellos (silencio); estocada ladeada y descabello (silencio).Plaza de Las Ventas, 6 de agosto. Un cuarto de entrada.

Los matadores no consiguieron sacar partido alguno de esas escasas embestidas. Ricardo Ortiz, destacó en los dos tercios de banderillas, sobre todo en el último de la tarde. Tiene facultades, va por ambos pitones y resuelve muy bien los problemas de la suerte, como cuando aguantó los frenazos de ese último y cuadró en la cara.

Con la muleta, voló algo más bajo. Por estar casi siempre fuera de cacho, desaprovechó las pocas embestidas de sus enemigos, y cuando se colocaba en el sitio ya se habían acabado los morlacos.

Leonardo Benítez, más que un torero, parece un actor. Dialoga con el público, entre gestos teatrales, y agita los brazos y se contonea como un bufón. Menos mal que, entre algún que otro trapazo suelto y desacoplado, consigue muletazos acompasados y con la res toreada. Pero tiene que pulir, además del de su teatralidad, otros defectos, como la tendencia al codilleo, su pereza para correr la mano y tirar del toro, y el retraso en dar el toque. Si corrige todo eso, puede funcionar, porque tiene valor y sentido plástico y, además, es variado con el capote. También es un aceptable banderillero. Puso un buen par al quiebro al tercer toro.Fernández Meca toreó entre dudas y vacilaciones a su primer enemigo, que flojeó mucho y se defendió a testarazos. Con el toro mentiroso no pudo hacer nada. El bravucón no quiso colaborar.

En esta corrida vimos algo que empieza a ser alarmante. Se trata de los quites por caleserinas, tan prodigados por El Juli y tan imitados por los demás. Pero hay que hacerlos con toros que tengan movilidad y muchos pies. Cuando esto no ocurre, las reses se quedan en la mitad del lance y aquello resulta un churro. Esto fue lo que les ocurrió a Fernández Meca y a Benítez cuando lo intentaron.

Archivado En