Un traje aerodinámico para Sydney

Marion Jones, la velocista y saltadora norteamericana, quiere convertirse dentro de tres meses, en Sydney, en la primera atleta que consigue cinco medallas en unos Juegos Olímpicos. Su patrocinador, Nike, ya le ha fabricado el traje de superwoman: Marion lo estrenó el sábado en la clásica Prefontaine, uno de los hitos de la temporada atlética norteamericana. Ganó arrolladoramente la prueba de los 100 metros lisos, pero la hubiera ganado también con su equipamiento habitual. El traje rápido, compuesto de 36 piezas y cinco tejidos que cubren al atleta de los pies a la cabeza, aplica la aerodinám...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Marion Jones, la velocista y saltadora norteamericana, quiere convertirse dentro de tres meses, en Sydney, en la primera atleta que consigue cinco medallas en unos Juegos Olímpicos. Su patrocinador, Nike, ya le ha fabricado el traje de superwoman: Marion lo estrenó el sábado en la clásica Prefontaine, uno de los hitos de la temporada atlética norteamericana. Ganó arrolladoramente la prueba de los 100 metros lisos, pero la hubiera ganado también con su equipamiento habitual. El traje rápido, compuesto de 36 piezas y cinco tejidos que cubren al atleta de los pies a la cabeza, aplica la aerodinámica, muy estudiada en otros deportes, a la alta velocidad en la pista atlética.La vieja pista de Hayward Field, en Eugene (Oregón), ha visto de todo. Jones, de 25 años, eligió a la catedral del atletismo norteamericano para hacer una declaración al orbe: que la mujer más rápida del mundo está dispuesta a no desaprovechar posibilidad técnica alguna para llevar al atletismo a otra dimensión. Hace dos años, la marca que la patrocina le presentó la idea del nuevo traje. "Al principio desconfié, porque soy muy conservadora, pero ahora puedo decir que es impresionante", comenta. "Cuando te pones ese traje tan deslizante y suave parece que vas a cortar el viento, a atravesar el aire".

La idea del traje se les ocurrió a Rick MacDonald, director de innovación de Nike, y al diseñador Eddy Harber, extrañados de que principios aerodinámicos que se habían explotado en el diseño de trajes para patinadores, ciclistas y hasta nadadores no se hubiesen aplicado a la velocidad en pista de atletismo. Los dos diseñadores trabajaron estrechamente con Jones y con los velocistas Maurice Greene y Michael Johnson, con récords en las distancias de 100, 200 y 400 metros. "Lo que buscábamos es eliminar las interferencias aerodinámicas para mejorar resultados", dice Harber, un británico que trabajó en diseño de motos en Italia y en el diseño de ordenadores para soldados norteamericanos. "La idea que manejamos es que correr con el traje rápido sea como correr en altura, donde el aire ofrece una menor resistencia", añade.

En el túnel de viento se experimentó con 40 tejidos distintos aplicados a diferentes partes del cuerpo, teniendo en cuenta que cada una se desplaza a velocidad diferente en plena carrera: un torso que avanza a 40 kilómetros por hora hacia la meta va impulsado por un furioso manoteo que mueve las manos a 88 por hora. A distinta aerodinámica, distintos tejidos. Para reducir rozamientos y turbulencias, las costuras se han desplazado hacia la parte posterior, y la frontal, que permite el embutirse el traje, queda prácticamente oculta.

Los distintos tejidos, además, cumplen funciones térmicas diferentes, unos favoreciendo el calentamiento de los músculos del pecho y de las piernas y otros ayudando a eliminar ese calor de donde no hace falta. Marion Jones estaba ansiosa por probar en competición el traje rápido. No así Greene y Johnson. Greene, que corre 100 metros en 9,79 segundos, no se siente cómodo: "No me gusta tener nada en las rodillas". Johnson, que deslumbró al mundo con sus zapatillas de oro en Atlanta, dice que todavía está trabajando para ver si se lo llega a poner en Sydney. "Es una gran idea reducir la resistencia del viento", reconoce. Pero a él le mueve el desafío muscular: "El corredor debe centrarse en correr más rápido, más que en ver si algo le puede ayudar".

Por falta de carreras, los diseñadores no tienen todavía datos para saber qué resultado puede dar el traje, fabricado de acuerdo con las normas de la Federación Internacional de Atletismo, y tampoco saben si a la hora de la verdad los atletas acabarán poniéndoselo o no. Jones parece ser la más partidaria del experimento. Pero el sábado, en Eugene, no estuvo fina, a pesar de haber ganado con facilidad vestida con el traje rápido. Salió mal de los tacos. "Mi carrera ha sido una porquería, no el traje. Mi salida fue horrorosa y la transición no fue muy buena, pero tengo fuerza para imponer al final. Está claro que tengo que mejorar". Esta semana va a correr en Europa y en julio buscará plaza en el equipo olímpico norteamericano, antes de volver a Europa a seguir con la Golden League. Tiempo para decidir si a la pista de Sydney saltará vestida de superwoman.

Archivado En