GENTE

AMOR DESMEDIDO POR LOS GATOS

Parece que el amor a los animales no tiene límites. O, en todo caso, ésa es la experiencia de la señora G., presidenta de la organización SOS Gatos-Ginebra, que fue acusada ante los tribunales suizos por haber engañado a dos de sus mejores amigas en favor de los animales. En su afán por salvar a los felinos, G., de 68 años, gastó todos sus ahorros en darles una comida de la mejor calidad al tiempo que la más cara. Cuando se acabó su hucha no dudó en recurrir a las amistades. Así, durante cinco años, la protectora de los animales se vio ante la imperiosa necesidad de reembolsar 453.000 dólares ...

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Parece que el amor a los animales no tiene límites. O, en todo caso, ésa es la experiencia de la señora G., presidenta de la organización SOS Gatos-Ginebra, que fue acusada ante los tribunales suizos por haber engañado a dos de sus mejores amigas en favor de los animales. En su afán por salvar a los felinos, G., de 68 años, gastó todos sus ahorros en darles una comida de la mejor calidad al tiempo que la más cara. Cuando se acabó su hucha no dudó en recurrir a las amistades. Así, durante cinco años, la protectora de los animales se vio ante la imperiosa necesidad de reembolsar 453.000 dólares (más de setenta millones de pesetas) a la señora M., de 71 años, y 166.000 a la señora C., de 73, sus fieles prestamistas. Como sólo pudo devolver a ambas, respectivamente, 216.000 y 23.000 dólares, sus atribuladas amistades no tuvieron más remedio que denunciarla ante los tribunales. Aclararon, dicho sea de paso, que no les motivaba la falta de atención a los gatitos, sino que les engañara durante muchos años. Les decía que les iba a pagar y no lo hacía. "Si mentí fue para salvarlos. En esa época yo corría día y noche tras los gatos. Estaba muy cansada y no lograba resolver los problemas normalmente. Estaba en una espiral infernal", se defendió la señora G. ante el procurador Jean Louis Crochet. Su abogado, Robert Assaël, las defendió a todas argumentando que "este asunto es sólo la historia de tres damas que no fueron capaces de decir no a la miserias de los animales. Incluso, si mi cliente admitió haber ocultado una parte de la realidad, no se debe ser apasionado al aplicar el derecho y constatar que no hubo astucia, ni, mucho menos, engaño de su parte". Sus argumentos fueron tomados en cuenta a la hora del veredicto, porque el jurado ha condenado a la señora G. a 18 meses de prisión, pero con remisión de pena.- ,

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