La tránsfuga de Ceuta reaparece y adjudica la presidencia al GIL

La tránsfuga Susana Bermúdez reapareció ayer para cumplir su compromiso con Jesús Gil. Estaba en paradero desconocido desde la noche del 9 de agosto, cuando, sin previo aviso, decidió abandonar el PSOE y pasarse al Grupo Mixto para apoyar una moción de censura del GIL en Ceuta. Con su voto ha entregado la presidencia de la ciudad autónoma a la formación que lidera el presidente del Atlético de Madrid y alcalde de Marbella. Antonio Sampietro, el nuevo presidente, que desplaza a Jesús Fortes, del PP, ha tenido mucho que ver en esta decisión. Él y su esposa dieron cobijo durante estos 13 días a l...

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La tránsfuga Susana Bermúdez reapareció ayer para cumplir su compromiso con Jesús Gil. Estaba en paradero desconocido desde la noche del 9 de agosto, cuando, sin previo aviso, decidió abandonar el PSOE y pasarse al Grupo Mixto para apoyar una moción de censura del GIL en Ceuta. Con su voto ha entregado la presidencia de la ciudad autónoma a la formación que lidera el presidente del Atlético de Madrid y alcalde de Marbella. Antonio Sampietro, el nuevo presidente, que desplaza a Jesús Fortes, del PP, ha tenido mucho que ver en esta decisión. Él y su esposa dieron cobijo durante estos 13 días a la diputada tránsfuga, fuertemente custodiada en todo momento, incluso durante sus "vacaciones" en el parque de atracciones de Eurodisney, en París. Sampietro, ahora, le corresponderá con la Consejería de Cultura, y a su esposo, con una viceconsejería, previsiblemente la de Participación Ciudadana. La tensa jornada de ayer estuvo marcada por la expectación. Susana Bermúdez evitó durante toda la mañana cualquier contacto, ni siquiera visual, con sus ex compañeros socialistas y con todo aquel que no fuera un familiar o miembro del GIL. Ya en la Asamblea se dedicó a mascar chicle y a charlar con sus nuevos aliados políticos, mientras los portavoces de las otras formaciones se dirigían a ella para recriminarle su decisión. Bermúdez ni se inmutó cuando la acusaron de haber cometido "prostitución política" y de haber entrado en el "selecto club de traidores". No les escuchaba. El debate fue seguido desde la tribuna por un eufórico Jesús Gil, llegado en helicóptero desde Marbella.

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