LAS PIEDRAS HABLARÁN EN RÍO

A los montículos rocosos que circundan la envidiable ciudad de Río de Janeiro les llaman "piedras". Son monumentos que se iluminan cada hora con la diferente luz del día y de la noche, y que a partir del día 7 de mayo van a ser transformadas en grandes mensajes visibles por la mano de la artística plástica Jenny Holzer, que ya había realizado esta hazaña en varias partes del mundo, desde Nueva York hasta Florencia. Con sus frases enigmáticas y llenas de paradojas sugestivas, la artista norteamericana va a cambiar la cara de Río. Bajo el lema Protégeme de lo que yo quiero, y patro...

A los montículos rocosos que circundan la envidiable ciudad de Río de Janeiro les llaman "piedras". Son monumentos que se iluminan cada hora con la diferente luz del día y de la noche, y que a partir del día 7 de mayo van a ser transformadas en grandes mensajes visibles por la mano de la artística plástica Jenny Holzer, que ya había realizado esta hazaña en varias partes del mundo, desde Nueva York hasta Florencia. Con sus frases enigmáticas y llenas de paradojas sugestivas, la artista norteamericana va a cambiar la cara de Río. Bajo el lema Protégeme de lo que yo quiero, y patrocinada por el Centro Cultural Banco de Brasil, va a hacer hablar a las "piedras" más famosas de la ciudad carioca, como las de Urca y los Dos Hermanos, el Fuerte de Copacabana, las Islas Cagarras, los morros de Leme y del Arpoador y muchas otras. Bajo enormes reflectores, los mensajes lanzados desde estas "piedras" van a ser como un gran periódico mural con más de 40 frases de caracteres gigantes, que han tenido en cuenta la idiosincrasia del brasileño y concretamente de los cariocas, que, como afirma la actriz Fernanda Montenegro, "no se avergüenzan de ser felices". Entre las frases destacan: "Es necesario tener una gran pasión"; "Lo inalcanzable es siempre atrayente"; "Ser feliz es más importante que cualquier otra cosa". Jenny Holzer afirma que la palabra "guerra" que figura en otras de sus obras, aquí en Río no tendría sentido porque los brasileños aman la paz más que la guerra.-