Los niños británicos son los que más TV ven de Europa

Los niños británicos entre 6 y 7 años ven 5 horas diarias de televisión, más que los otros de su misma edad en el resto de Europa. El hecho de que la mitad tengan instalado el aparato en su dormitorio contribuye a que salgan cada vez menos a jugar al aire libre. Según la London School of Economics (LSE), que acaba de publicar un estudio al respecto, el miedo de los padres a que sus hijos sufran accidentes o sean víctimas de asaltos está convirtiendo los hogares del Reino Unido en verdaderos almacenes de equipos electrónicos para los menores.Un 72% de los pequeños que cuenta ya con el televisor...

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Los niños británicos entre 6 y 7 años ven 5 horas diarias de televisión, más que los otros de su misma edad en el resto de Europa. El hecho de que la mitad tengan instalado el aparato en su dormitorio contribuye a que salgan cada vez menos a jugar al aire libre. Según la London School of Economics (LSE), que acaba de publicar un estudio al respecto, el miedo de los padres a que sus hijos sufran accidentes o sean víctimas de asaltos está convirtiendo los hogares del Reino Unido en verdaderos almacenes de equipos electrónicos para los menores.Un 72% de los pequeños que cuenta ya con el televisor frente a su cama dispone asimismo de videojuegos. El ordenador aparece en un 53% de las casas y sólo un 7% están conectadas, de momento, a Internet. Las cifras han abrumado a los educadores, que temen la desaparición de las bibliotecas escolares en nombre de las salas de ordenadores.Para los expertos de la London School, la explicación de estos datos es algo más prosaica. El aumento de las actividades dentro de casa responde a los miedos de los adultos acerca de la seguridad infantil. El hecho de que cada vez menos pequeños vayan al colegio a pie reflejaría los mismos temores. "Los padres quieren quedarse tranquilos y les brindan el entretenimiento a domicilio", señala el trabajo. Paradójicamente, los niños acaban socializándose con igual intensidad que antes, aunque los temas de sus conversaciones son distintos. Si hace años hablaban de cuentos, bicicletas o salidas a pescar, ahora comentan el último videojuego o programas televisivos "que no siempre comprenden, porque a veces son para telespectadores adultos", advierte la LSE.

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