Divorcio a la japonesa

La sociedad nipona se occidentaliza en índice de separaciones, pero mantiene un estilo peculiar

El número de divorcios en Japón mantiene una sólida y constante tendencia al alza y la culpa, dicen los japoneses, la tiene el amor. Hasta hace unos años, la inmensa mayoría de los matrimonios japoneses era el resultado de un pacto entre las familias o entre otros intermediarios, y su continuidad se basaba en el gaman, concepto japonés que alude a la paciencia y la estoica resignación. Hoy, sin embargo, cada vez son ' más los jóvenes, muy especialmente las chicas, que prefieren elegir por sí mismos a su pareja, y están dispuestos a romperla si no está basada en el amor. Los sociólogos a...

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El número de divorcios en Japón mantiene una sólida y constante tendencia al alza y la culpa, dicen los japoneses, la tiene el amor. Hasta hace unos años, la inmensa mayoría de los matrimonios japoneses era el resultado de un pacto entre las familias o entre otros intermediarios, y su continuidad se basaba en el gaman, concepto japonés que alude a la paciencia y la estoica resignación. Hoy, sin embargo, cada vez son ' más los jóvenes, muy especialmente las chicas, que prefieren elegir por sí mismos a su pareja, y están dispuestos a romperla si no está basada en el amor. Los sociólogos aseguran que si los matrimonios en Japón han sido siempre más duraderos que en Europa o Estados Unidos no es porque las parejas japonesas se ama ran más, sino, precisamente, porque se querían menos.Según el Ministerio de Salud y Bienestar Social, durante el último año se divorciaron en Japón cerca de 191.000, parejas (unas 4.000 más que en 1994), con lo que la tasa de divorcios se situó en 1,6 casos cada 1.000 habitantes, frente al 1,4 registrado tres años antes. Pese a que esta cifra sigue siendo muy inferior al 4,7 de Estados Unidos o el 2,9 del Reino Unido, un análisis más detallado permite descubrir un fenómeno por el que la tasa de divorcios puede dispararse en los próximos años: la inmensa mayoría de las rupturas matrimoniales se producen entre los jóvenes.

En opinión del profesor Yasuhiko Yuzawa, experto en relaciones familiares de la Universidad de Koriyama, "ha quedado ya anticuado intentar crear y mantener un matrimonio sobre la paciencia y la resignación".

Las mujeres están siendo las abanderadas de este cambio social, lo que no sorprende a los sociólogos, quienes consideran que éste es tan sólo el resultado de- la modernización de una sociedad que, pese a ser considerada altamente machista, está dominada por el poder de las mujeres en los núcleos familiares. Suelen ser ellas las que presentan las demandas de divorcio y las abanderadas de curiosos tipos de separación matrimonial.

Uno de estos nuevos fenómenos es el llamado Narita Rikon o "divorcio en Narita (el aeropuerto internacional de Tokio)". Este curioso nombre hace referencia a las parejas que ya durante el viaje de novios descubren que su vida en común no se ajusta a lo que esperaban, por lo que, al llegar a Tokio, deciden separarse en el mismo aeropuerto.

Las causas del Narita Rikon son múltiples, pero suelen centrarse en la decepción de la nueva esposa. Muchas alegan en los trámites de divorcio que su marido sufre el famoso mazacom (del inglés mother complex), un complejo de dependencia materna muy arraigado entre los hombres japoneses.

Según el director de cine Juzo Itami, cuyas películas analizan la sociedad nipona, "los hombres japoneses nunca crecen. Están tan protegidos por sus madres que cuando se casan quieren una mujer que sea exactamente como una madre".

Ésta es la situación que llevó a la quiebra al matrimonio de una joven de Kawasaki, junto a Tokio, quien se decidió por un Narita Rikon el pasado año. "Lo primero que hizo al llegar al hotel, en nuestra luna de miel en Bali, fue llamar a su madre. La estuvo llamando continuamente".

Otro nuevo tipo de divorcio es el llamado Ramen Rikon, que podría traducirse como "el divorcio de los fideos". El nombre gastronómico hace referencia al momento en que la mujer, después de trabajar fuera de casa tanto como su marido, es requerida por éste para que le sirva la cena. Ella intenta poner en práctica el sentimiento del gaman o resignación que aprendió de su madre y se dirige a la cocina, pero mientras prepara unos fideos instantáneos decide que eso no es la felicidad. Así que vuelve al comedor con el cuenco de fideos o ramen, los deja en la mesa con la mirada baja y, de repente, suelta: "Quiero el divorcio"

Pero no son sólo las mujeres jóvenes las que rechazan este estilo de vida, como lo demuestra el hecho de que la tasa de divorcios entre matrimonios con más de 25 años casados ha crecido en un 50% durante la última década. Los hombres japoneses de esta generación siguen siendo adictos al trabajo, incapaces de disfrutar de su escaso tiempo libre, mientras que las mujeres descubren que tras la independencia de sus hijos se abre ante ellas una nueva vida.

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