GENTE

HOLANDA, DE NARANJA

Las calles de Amsterdam fueron ayer tomadas por más de dos millones de holandeses, tres veces su población normal, para participar en la celebración del Día de la Reina, que convierte la ciudad por unas horas en el más inmenso rastro de Europa. Ataviados cuando menos con algún detalle naranja, el color de la familia real holandesa, miles de ciudadanos vendían todo lo que les sobraba en casa, y otros muchos miles acudían a comprarlo. Desde muñecas inservibles, vajillas y cochecitos de niños hasta comida, bicicletas, equipos de música y valiosas antigüedades. La tradición, que además de Amsterda...

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Las calles de Amsterdam fueron ayer tomadas por más de dos millones de holandeses, tres veces su población normal, para participar en la celebración del Día de la Reina, que convierte la ciudad por unas horas en el más inmenso rastro de Europa. Ataviados cuando menos con algún detalle naranja, el color de la familia real holandesa, miles de ciudadanos vendían todo lo que les sobraba en casa, y otros muchos miles acudían a comprarlo. Desde muñecas inservibles, vajillas y cochecitos de niños hasta comida, bicicletas, equipos de música y valiosas antigüedades. La tradición, que además de Amsterdam se celebra cada año con más intensidad que en otras ciudades, se remonta a los años posteriores a la II Guerra Mundial, cuando la entonces reina Juliana proclamó el 30 de abril, día de su cumpleaños, fiesta nacional. Beatriz, la actual soberana, decidió mantener la fecha, entre otras razones porque su cumpleaños cae en enero, precisamente el mes más frío del año.-

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