Canal + emite emite espectaculares imagenes de la supervivencia en el cráter de Ngorongoro

La imagen pública del rey de los animales es noble, majestuosa y con las garras y dientes manchados de sangre. Pero tras esta fachada cada individuo esconde una historia personal cargada de dramas, intrigas y tragedias. Así comienza Los leones de Ngorongoro, el documental cuyas exepcionales imágenes y la belleza de la triste historia narrada le han hecho merecer el horario reservado a los estrenos cinematográficos (22.00).El trabajo de los naturalistas Owen Newinan y Amanda Barret, realizado para BBC-WNET, ha durado 25 años, el equivalente a un siglo de historia en los humanos. Y en ese...

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La imagen pública del rey de los animales es noble, majestuosa y con las garras y dientes manchados de sangre. Pero tras esta fachada cada individuo esconde una historia personal cargada de dramas, intrigas y tragedias. Así comienza Los leones de Ngorongoro, el documental cuyas exepcionales imágenes y la belleza de la triste historia narrada le han hecho merecer el horario reservado a los estrenos cinematográficos (22.00).El trabajo de los naturalistas Owen Newinan y Amanda Barret, realizado para BBC-WNET, ha durado 25 años, el equivalente a un siglo de historia en los humanos. Y en ese tiempo han podido observar el ascenso y caída de una dinastía de leones que ellos bautizaron como Los Tokitok. El documental narra la decadencia de estos felinos con imágenes nunca vistas hasta ahora en los documentales de naturaleza. El cráter de Ngorongoro, situado al norte de Tanzania y considerado la octava maravilla del mundo, es a la vez refugio y cárcel para sus habitantes. El inmenso hoyo mantiene zonas húmedas incluso en las estaciones más secas; por eso la vida resulta allí más fácil que en la sabana africana.

Pero por muy poderoso que sea el ecosistema del Ngorongoro, no es inmune a los desastres del cambio climático. Una de estas catástrofes se produjo en 1962, cuando un exceso de lluvias originó un crecimiento incontrolado de moscas chupadoras de sangre que alteró el frágil equilibrio de la vida salvaje. Aquella plaga solo dejó con vida a (los machos y cuatro hembras. Las seis manadas que actualmente viven allí son descendientes de aquellos supervivientes y los problemas de consanguinidad tienen efectos devastadores.

Uno de ellos es el comportamiento enloquecido de Minúe, una leona de los Tokitok que actúa contra su natuzaleza. Minúe ha desarrollado alteraciones físicas y mentales: los documentalistas creen que es la principal sospechosa en las matanzas de cachorros de la rrianada. Las hembras Tokitok no la dejan acercarse a sus crías, pero ella, que siempre vigila a pocos metros del territorio de su familia, aparece como el principal instrumento de autodestrucción de estos animales.

Los leones de Ngorongoro muestra escenas magníficas de hechos ya conocidos: la solidaridad de las hembras para proteger los cachorros de las demás, su compasión hacia los más débiles, la perfecta estrategia cazadora, la asociación entre machos hermanos para guardar el territorio... y la preferencia (le paso de los elefantes sobre el rey de los animales. Es de los pocos documentales que recoge el empeño de un elefante en cruzar justo por en medio de una pareja de felinos -exahustos después, de tres días de apareamiento- aunque disponga de varios kilómetros de terreno despejado para acudir a beber a la charca. Hay imágenes sobrecogedoras, como los primeros planos de una gota de lluvia deslizándose por el ojo de un león, o la de una hembra moviendo la lengua un segundo antesde lanzarse sobre la presa.

Pero Los leones de Ngorongoro revela también comportamientos felinos poco conocidos, como la muerte-suicidio de Wepp, una de las mejores hembras de los Tokitok, que se niega a seguir viviendo cuando pierde al último de sus cahorros y se sabe demasiado vieja para procrear. Wepp permanece tres semanas buscando a sus crías, caundo lo observado hasta ahora en casos semejantes no pasaba de pocos días. O también la alianza de hasta cuatro machos -lo habitual son dos- para poder sobrevivir y adueñarse de territorios y hembras ajenos.