La aventura de volar en Aeroflot, en Canal +

No es una comedia, pero está plagada de momentos simpáticos; no es un drama, pero las consecuencias podrían ser trágicas, y tampoco es un thriller, pero cada, despegue de un avión preludia un buen rato de suspense (¿aguantará en el aire?).Canal + estrena hoy (18.11) un reportaje sobre el legado de las extintas líneas aéreas soviéticas: Aeroflot, el descontrol aéreo, una especie de Aterriza como puedas, pero sin necesidad de recurrir a trucos ni de. utilizar los servicios de ningún actor.

Un pasajero cuenta como tuvo que aportar la suma de 1.000 rublos en una ...

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No es una comedia, pero está plagada de momentos simpáticos; no es un drama, pero las consecuencias podrían ser trágicas, y tampoco es un thriller, pero cada, despegue de un avión preludia un buen rato de suspense (¿aguantará en el aire?).Canal + estrena hoy (18.11) un reportaje sobre el legado de las extintas líneas aéreas soviéticas: Aeroflot, el descontrol aéreo, una especie de Aterriza como puedas, pero sin necesidad de recurrir a trucos ni de. utilizar los servicios de ningún actor.

Un pasajero cuenta como tuvo que aportar la suma de 1.000 rublos en una colecta organizada a bordo de un aeroplano para comprar una pieza del aparato. Esta anécdota en marca un viaje a través de las consecuencias que la reestructuración de la antigua Unión Soviética. ha dejado en la que fue la compañía nacional y emblemática de transporte de pasajeros. Una flota de 3.000 aviones y cerca de 600.000 trabajadores se han visto fragmentados en 400 entidades independientes que han transformado el hecho de volar en toda una aventura, . El documental en cuestión narra las vidas de tres pilotos, dos azafatas y un ciudadano británico con residencia en Moscú en el papel estelar -y casi heroico a juzgar por lo- visto- de pasajero habitual de la línea aérea.

El arranque sitúa en posición de despegue. Uno de los veteranos pilotos describe con todo lujo de detalles las virtudes antiestresantes de un trago largo de vodka antes de iniciar el trabajo. "Otros fuman, yo bebo para tranquilizarme", dice.

De aquí en adelante todo son sorpresas: declaraciones sobre la vetustez de los aparatos y sus deficiencias técnicas y de, seguridad; ejemplos mil sobre la escasa atención que reciben los pasajeros y su equipaje; la aventura de encontrar un taxi trás el viaje... Y así hasta alcanzar, con un tono nostálgico, una última curiosidad: un piloto cobra 33.700 pesetas al mes.

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