GENTE

EL MAL RAYO QUE NO CESA

John Ausonius, el criminal sueco conocido como el hombre del láser, que cumple condena de por vida por sus atentados terroristas contra extranjeros radicados en Suecia, volvió a ser noticia cuando, al comenzar una sesión del juicio de apelación de la sentencia que pesa sobre él, atacó con una grabadora a sus dos abogados de oficio. Cuando los guardias irrumpieron en la sala para reducir al agresor, Ia cabeza de Kerstin Koorti y el rostro de Paavo Fagerkund sangraban a consecuencia de los golpes. Está de más decir que la solemnidad de la sala del tribunal de Estocolmo q...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

John Ausonius, el criminal sueco conocido como el hombre del láser, que cumple condena de por vida por sus atentados terroristas contra extranjeros radicados en Suecia, volvió a ser noticia cuando, al comenzar una sesión del juicio de apelación de la sentencia que pesa sobre él, atacó con una grabadora a sus dos abogados de oficio. Cuando los guardias irrumpieron en la sala para reducir al agresor, Ia cabeza de Kerstin Koorti y el rostro de Paavo Fagerkund sangraban a consecuencia de los golpes. Está de más decir que la solemnidad de la sala del tribunal de Estocolmo quedó totalmente perturbada y el asombro fue tal que los presentes no atinaron en un principio a reaccionar, ya que no daban crédito a lo que estaban viendo. La sesión quedó suspendida antes de haber comenzado sus deliberaciones y se reanudó una hora más tarde con Ausonius esposado y despojado hasta de un bolígrafo con el que hacía sus anotaciones durante las deliberaciones. Como medida preventiva, los abogados, que pidieron tiempo para pensar si continuarán en sus funciones, se sentaron lejos del defendido y no a su lado, como es habitual. En octubre del pasado año, el hombre del láser había llenado de moratones el rostro de otro abogado durante una visita carcelaria. Como era de esperar, la confianza entre el defendido y los defensores sufrió un grave quebranto y hubo de suspender entonces el juicio a la espera de que se designaran dos nuevos abogados. Ausonius ha pretendido ejercer su propia defensa, pero la justicia ha denegado esta pretensión argumentando que sería inadecuado que el propio criminal formulara preguntas a los mismos que había intentado asesinar. Mientras tanto, los contribuyentes suecos han pagado cerca de cinco millones de coronas por concepto de honorarios en el juicio de Ausonius. Éste fue condenado en enero del año pasado a cadena perpetua por un asesinato, nueve intentos de asesinato y nueve robos a bancos. Apeló la sentencia y el caso pasó al Tribunal Supremo, donde ahora sigue su accidentada marcha.-

Archivado En