Reportaje:

Los grandes fracasos de la televisión

Las cadenas han suprimido cerca de una veintena de programas en los últimos meses

Hay programas que aparecen y desaparecen de la pantalla; otros se anuncian a bombo y Platillo y ni siquiera llegan a emitirse, y los hay que aguantan el día del estreno e inmediatamente caen fulminados. La feroz competencia no perdona ni un desliz. En contadas ocasiones, cuando la televisión ha apostado fuerte por un espacio, le ha dedicado presupuestos millonarios, y los espectadores le dan la espalda, el programa comienza a dar saltos horarios en las parrillas, de tal manera que veces es peor el remedio que la enfermedad.Al final, el espectador, cansado de que brinque de la mañana a la n...

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Hay programas que aparecen y desaparecen de la pantalla; otros se anuncian a bombo y Platillo y ni siquiera llegan a emitirse, y los hay que aguantan el día del estreno e inmediatamente caen fulminados. La feroz competencia no perdona ni un desliz. En contadas ocasiones, cuando la televisión ha apostado fuerte por un espacio, le ha dedicado presupuestos millonarios, y los espectadores le dan la espalda, el programa comienza a dar saltos horarios en las parrillas, de tal manera que veces es peor el remedio que la enfermedad.Al final, el espectador, cansado de que brinque de la mañana a la noche, lo olvida y ni siquiera se da cuenta cuando desaparece definitivamente de la programación. La audiencia decide.

Antena 3, en dura pugna todos los meses por arrebatarle el liderazgo a la primera de Televisión Española, es la emisora que menos contemplaciones tiene a la hora de eliminar de un plumazo los programas que responden a las previsiones de los directivos. Andrés Aberasturi, cuyo Libre y directo, sólo duró un día en antena, y el cura Carlos Fuentes lo saben muy bien. TVE-1 disimula más por aquello de que es una televisión financiada por el contribuyente, pero tampoco duda cuando tiene que retirar parte de su programación.

Éstos son los fracasos más sonados y recientes de las principales televisiones españolas:

Antena 3. A Andrés Aberasturi, la cadena de Asensio sólo le dio una oportunidad con Libre y directo, que pretendía ser un programa abierto para que espectador expresara a través el teléfono o del fax su opinión sobre temas de actualidad. Pero las 1.048.000 personas que Aberasturi consiguió sentar ante su programa el día del estreno no convencieron a los directivos de la cadena.

El periodista achacó el fracaso a la fecha, el 30 de julio: "No se puede comenzar un programa cuando ese día todo el mundo se marcha de veraneo", explicaba entonces Aberasturi. Pero fue a parar al baúl de los recuerdos, adonde acudieron también Quiéreme mucho, con Inma Soriano.

Esta presentadora vio cómo su trabajo de varios meses se iba al garete. Primero estuvo trabajando con el equipo de Queridos compañeros, programa que pretendía explotar el mundo de las relaciones laborales, pero jamás vio la luz.

Después, la que fuera chica Hermida estrenó, por fin, su reality-show rosa, que no acabó de cuajar, y Quiéreme mucho se fue a paseo. Igual que Amigos para siempre, que presentaba el fraile franciscano Carlos Fuentes y sólo duró tres semanas de existencia. El argumento de Antena 3 para justificar este descalabro fueron las dificultades para encontrar historias que conmovieran la solidaridad de los espectadores, pero la audiencia no respondió.

La telecomedia Vecinos fue también otra de las series que Antena 3 tuvo que suprimir de su parrilla de programación a toda prisa, el más reciente, y Scavengers, el concurso que tiene a Bertín Osborne como presentador, ha empezado el baile de horas. Tras varios sábados de emisión en prime time, en los que el cantante iba quedándose sin los dos millones de espectadores iniciales, la cadena privada lo ha colocado, de momento, en horario infantil. Y Al límite, el programa de Elena Ochoa, ha sido emitido sólo en el satélite sin que se sepa muy bien por qué.

Televisión Española. La cadena pública también ha borrado en los últimos meses espacios de su programación. El último, El sexólogo. De los 13 capítulos, sólo se han emitido dos. A los hermanos Ozores no les dio la espalda la audiencia. Fueron los sexólogos profesionales, los partidos políticos, Comisiones Obreras, el Instituto de la Mujer, el Gobierno y las asociaciones de telespectadores, de tal forma que El sexólogo se ha convertido en una de las series televisivas más caras del mundo: a razón de casi 200 millones por capítulo emitido.

El programa Perdóname, presentado por María Teresa Campos, tampoco obtuvo el perdón de los espectadores y fue suprimido. Tampoco Lo mejor de casa, un concurso basado en el conocimiento de las intimidades de dos miembros de una misma familia, fue lo más rentable de Televisión Española. El millonario contrato de Míriam Díaz Aroca no enganchó a los espectadores. Por tanto, tres programas, y a casa.

Secreto sí que fue el fracaso del espacio Secretos de familia, el programa de cámara oculta que TVE-1 emitió la pasada primavera. Un espacio, y se acabó. La presentadora Ángeles Martín, que consiguió 2.421.000 espectadores, no pudo con las 4.914.000 personas que siguieron a Belén Rueda, con el concurso de contenido similar Ta tocao, en la cadena rival Antena 3.

Tele 5. La televisión de Valerio Lazarov tampoco se escapa de la quema de programas, a pesar de ser la cadena que, guste o no a la audiencia, explota todo aquello que produce. A Laura Valenzuela le quitaron el espacio Mi querida España, que no convencía a las amas de casa. El famoso dúo humorístico Gomaespuma se estrelló en Tele 5. Su espacio radiofónico en versión televisiva, con unos bonitos y costosos muñecos, no cuajó en la tarde del domingo, ni a última hora, como lo programaron en principio, ni en la franja juvenil. Tampoco Alfredo Amestoy consiguió deleitar a la audiencia con el programa Comer es un placer, que llegó a figurar en la parrilla de madrugrada. Sus exquisitos platos, tal vez porque a esa hora todo el mundo había cenado ya, fueron un fracaso y Lazarov los tiró a la basura.

También en verano se fue para no volver La máquina de la verdad y Misterios sin resolver. Julián Lago no conseguía atraer, ni a golpe de talonario, a famosos que estuvieran dispuestos a contar sus intimidades ante las cámaras, aunque cada vez que lo hacían La máquina de la verdad obtenía buenos puestos en la lista de audiencia. Lo mismo ocurría con el reality diario Misterios sin resolver, que gozaba de buena acogida.

Sin embargo, uno y otro han desaparecido fulminantemente de la programación y Julián Lago, que tiene un espléndido contrato blindado, está ahora preparando proyectos de los que nadie habla. Hay quien apunta a encontronazos veraniegos entre Lazarov y el polémico periodista, pero ni uno ni otro quieren hablar del tema. Es otro misterio sin resolver.

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