GENTE

ISABEL PREYSLER Y LOS OCHO RETRETES

Isabel está atrapada. Media docena de paparazzi mantiene encerrada a la Preysler, desde hace tres días en una mansión de ocho retretes -más modesta que su casa madrileña- Gil y Gil, un hombre empeñado en mimar a sus visitantes ilustres, ha destinado un coche policial en los aledaños de la casa: la intimidad de la ex mujer de Julio Iglesias, ahora señora de Boyer, está en juego. "No me molesten a la Isabel", advirtió el alcalde, con sus carnes embutidas en una impecable guayabera, a los fotógrafos. Uno de éstos no acató la sugerencia y fue desalojado de una vivienda vecina, donde estaba parapet...

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Isabel está atrapada. Media docena de paparazzi mantiene encerrada a la Preysler, desde hace tres días en una mansión de ocho retretes -más modesta que su casa madrileña- Gil y Gil, un hombre empeñado en mimar a sus visitantes ilustres, ha destinado un coche policial en los aledaños de la casa: la intimidad de la ex mujer de Julio Iglesias, ahora señora de Boyer, está en juego. "No me molesten a la Isabel", advirtió el alcalde, con sus carnes embutidas en una impecable guayabera, a los fotógrafos. Uno de éstos no acató la sugerencia y fue desalojado de una vivienda vecina, donde estaba parapetado. La morbosa presa, una imagen de la mujer de los suelos brillantes en biquini, alarga las guardias de los paparazzi hasta medianoche, al fuego de chuletadas, frente a la mansión de 200 millones. Cazar a la prolífica dama no es fácil; si no, que le pregunten al fotógrafo que montó 17 horas sobre un hidropedal para pescarla en bañador cuando pasaba unos días en la casa marbellí del multimillonario judío Marc Rich.. ¡Ay, Isabel... !-

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