GENTE

El "ladrón" de las fotos de Diana de Gales "prueba su propia medicina"

Bruce Taylor, el dueño del gimnasio que robó las fotos de la princesa Diana y las vendió al diario Daily Mirror, se ha convertido en el espía espiado.El sábado pasado, el periódico londinense publicaba una foto de Taylor, también robada, en la que aparecía viendo una película pornográfica en la habitación de un hotel. "Taylor prueba el sabor de su propia medicina", afirmaba el rotativo.

Invitado a Colonia por la televisión Sat 1, Taylor fue alojado en la habitación de un hotel en la que se había ocultado una cámara de televisión. Por la tarde, Taylor apar...

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Bruce Taylor, el dueño del gimnasio que robó las fotos de la princesa Diana y las vendió al diario Daily Mirror, se ha convertido en el espía espiado.El sábado pasado, el periódico londinense publicaba una foto de Taylor, también robada, en la que aparecía viendo una película pornográfica en la habitación de un hotel. "Taylor prueba el sabor de su propia medicina", afirmaba el rotativo.

Invitado a Colonia por la televisión Sat 1, Taylor fue alojado en la habitación de un hotel en la que se había ocultado una cámara de televisión. Por la tarde, Taylor apareció en un programa de entrevistas en directo, que cuenta con una audiencia de seis millones y medio de personas. La presentadora, Margarethe Schereinemakers, le pregunta: "¿Se figura cómo se siente uno cuando le espían?". Taylor responde: "Sí puedo imaginarlo, pero no creía que estaba haciendo nada terrible". "Pues ahora va a saberlo, porque hemos escondido una cámara en su habitación", replica la presentadora. A continuación se pasan las imágenes. Taylor, cada vez más nervioso, enrojece. "¿Qué, cómo se siente", insiste la presentadora. "Estoy perplejo", responde él. Conclusión de la presentadora: "Estoy de acuerdo. Queríamos darle una lección". Taylor balbucea algunas palabras y se retira del programa.

A continuación, se facilitan los detalles de la grabación a la audiencia. "Taylor estaba en la habitación de su hotel sin sospechar que le estábamos filmando. Comenzó a ver la televisión pasando de un canal a otro y deteniéndose finalmente en el canal erótico. Durante los 10 minutos que estuvo en su habitación, pasó siete viendo pornografía, la telecámara no pudo tomar la película que veía Taylor porque había una puerta en medio, pero a juzgar por los gruñidos y los suspiros se trataba de un filme pornográfico duro ".

En cualquier caso, Taylor cobró por su desafortunada aventura unas 120.000 pesetas, además de los gastos. Mucho menos de los cerca de doscientos millones de pesetas que se calcula le puede reportar la venta internacional de las imágenes de la princesa.-

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