Los sindicatos agravan el caos de Madrid para exigir inversiones en las regiones en crisis

La concentración de 20.000 delegados de UGT y CC OO que llegaron ayer a Madrid desde toda España se convirtió en un clamor sindical a favor de la reindustrialización de las regiones más afectadas por la crisis. Sus dirigentes, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, respectivamente, criticaron a los partidos políticos por desentenderse, a su juicio, del futuro de la industria. Ambos rechazaron el pacto salarial a tres años sugerido por el ministro Carlos Solchaga, porque ése no es su modelo para lograr la convergencia con Europa. La manifestación, unida a otras seis de menor tamaño y diferentes m...

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La concentración de 20.000 delegados de UGT y CC OO que llegaron ayer a Madrid desde toda España se convirtió en un clamor sindical a favor de la reindustrialización de las regiones más afectadas por la crisis. Sus dirigentes, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, respectivamente, criticaron a los partidos políticos por desentenderse, a su juicio, del futuro de la industria. Ambos rechazaron el pacto salarial a tres años sugerido por el ministro Carlos Solchaga, porque ése no es su modelo para lograr la convergencia con Europa. La manifestación, unida a otras seis de menor tamaño y diferentes motivos, contribuyó a formar un gigantesco atasco de tráfico en la capital.

La CEOE y el Gobierno fueron el blanco de las críticas sindicales. Gutiérrez se refirió con especial dureza a la patronal, y Redondo dirigió casi todos sus ataques al Gobierno, en el discurso más fogoso que se le ha oído en muchos años. "No estamos defendiendo nuestras condiciones de prejubilación", dijo; "queremos que se detenga la catástrofe industrial y asegurar el futuro de nuestros hijos". Redondo defendió una tercera vía "entre la planiicación franquista y el liberalismo de la beautiful", y rechazó que "España viva sólo de los servicios y de ser el paraíso del fraude fiscal y de la especulación, mientras crece el paro".Redondo echó de menos en la manifestación a los diputados regionales y a los Gobiernos autónomos, y se preguntó qué partidos se preocupan por los problemas de la industria. "Los que dicen que los sindicatos defendemos intereses corporativos no están aquí defendiendo el futuro de la industria que afecta al conjunto del país". Gutiérrez advirtió que seguirán las movilizaciones hasta que el Gobierno les escuche, como ha empezado a hacer en Asturias y Cartagena.

Mientras se producían estas declaraciones, cientos de miles de madrileños estaban atrapados en un gigantesco atasco. La huelga de autobuses, los paros en el Metro y el comienzo del fin de semana sacaron a la calle más coches de los habituales (la intensidad del tráfico aumentó en un 24%). Y los automovilistas se encontraron además con esta gran manifestación que cortaba el eje principal -la Castellana- y otras seis más repartidas por las calles.

Madrid / 1 a 3

Editorial en la página 8

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