Charo Pascual,

la popular chica del tiempo de Televisión Española, no olvida sus orígenes asturianos, razón por la cual esta semana aceptó la invitación de una revista del corazón para posar en Salinas, su localidad natal, e incluso para hacerse a la mar en un pesquero avilesino. No obstante, Pascual, más que mar, se siente isla, y no tiene inconveniente en reconocer su carácter solitario, que me ha hecho recorrer el mundo como un pequeño islote". Tan solitaria como que llega a asegurar que no tiene familia, sí bien precisa que "de este tema no hablo". Sus dos hermanos, Jesús y Javier, viven en...

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la popular chica del tiempo de Televisión Española, no olvida sus orígenes asturianos, razón por la cual esta semana aceptó la invitación de una revista del corazón para posar en Salinas, su localidad natal, e incluso para hacerse a la mar en un pesquero avilesino. No obstante, Pascual, más que mar, se siente isla, y no tiene inconveniente en reconocer su carácter solitario, que me ha hecho recorrer el mundo como un pequeño islote". Tan solitaria como que llega a asegurar que no tiene familia, sí bien precisa que "de este tema no hablo". Sus dos hermanos, Jesús y Javier, viven en Avilés, pero Charo no mantiene relaciones con ellos, como tampoco con sus padres, que viven separados. Su padre reside en Gijón y su madre, en Valladolid. Charo asegura que "ésta es una familia muy independiente". También ella se considera como tal (tuvo novio formal, pero ya no), y además guerrera. Se marchó a los 16 años de casa para ingresar en la universidad, y desde entonces se ha buscado la vida por sí misma. Se pagó los estudios de Ciencias Físicas con muy diversos y variopintos trabajos: periodista en la Cadena Ser, en Valladolid; publicitaria en una agencia; guionista en el Centro Territorial de TVE en Castilla y León, y azafata en una compañía aérea. Entre tanto, estudió inglés en el Reino Unido y viajó por Palestina y Oriente Próximo. A sus 30 años, esta joven, que se confiesa estudiosa y empollona desde pequeña, no considera incómoda la popularidad, gracias a que la suya, dice, es relativa.

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