Andrew Page

El hombre que ha multiplicado el dinero de Gari Kasparov

Fue actor y piloto de carreras, entre otras cosas hasta que un día se propuso algo insólito: convencer al campeón mundial de ajedrez, Gar Kasparov, soviético para mayor dificultad, de que necesitaba un apoderado. Hoy, a los 42 años, el británico Andrew Page está muy satisfecho de aquella decisión. Actúa simultáneamente como representante, consejero, niñera y amigo del embajador cultural de la perestroika. Pragmático, hedonista y muy organizado, es tan preciso negociando un contrato millonario como eligiendo los menús en un restaurante chino. En realidad, Page representa la válvula de unión ent...

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Fue actor y piloto de carreras, entre otras cosas hasta que un día se propuso algo insólito: convencer al campeón mundial de ajedrez, Gar Kasparov, soviético para mayor dificultad, de que necesitaba un apoderado. Hoy, a los 42 años, el británico Andrew Page está muy satisfecho de aquella decisión. Actúa simultáneamente como representante, consejero, niñera y amigo del embajador cultural de la perestroika. Pragmático, hedonista y muy organizado, es tan preciso negociando un contrato millonario como eligiendo los menús en un restaurante chino. En realidad, Page representa la válvula de unión entre el misticismo del ajedrez y los encantos del capitalismo.

El primer contacto con Kasparov fue en Hilversum (Holanda) a finales de 1985. El aserbayano acababa de proclamarse campeón del mundo y Page le visitó como representante de una firma de computadoras para proponerle un contrato publicitario. "En nuestra conversación inicial observé en él cierto miedo a ser engañado. Sobre esa base, y teniendo en cuenta que estaba ya harto de mi trabajo, se me ocurrió la gran idea: este muchacho necesita un auténtico manager".

Esa noche Page durmió poco y pensó mucho. Por la mañana explicó a Kasparov su proyecto, fundamentado en dos ejes: absoluta confianza mutua y claridad en las relaciones con el Comité de Deportes de la URSS. En cuanto al primer punto, el tándem funcionó perfectamente desde ese día. Kasparov dejaba las decisiones comerciales en manos de Page y éste no osaba entrometerse en cuestiones técnicas. "Trabajar con Gari constituye el sueño de un apoderado. Es un hombre extraordinario. Siempre he pensado que todo cambio implica mejoría y que todo el mundo tiene suerte si la busca. Yo la he encontrado con este cambio".

Sin embargo, fue muy duro convencer a la burocracia soviética de que permitieran a Kasparov contratar a un extranjero como representante. El joven campeón tocó todas las teclas que pudo, pero el Comité de Deportes tardó seis meses en dar su aprobación. A partir de ahí, Page utilizó sus numerosos contactos por todo el mundo de sus tiempos de actor y piloto. Presentaciones de libros, anuncios publicitarios y exhibiciones en televisión se convirtieron pronto en actos normales para Kasparov.

Page reconoce que la imagen del ajedrez resulta dificil de comercializar, "porque es una actividad sin apenas acción ni velocidad, excepto en la modalidad de partidas rápidas, a la que auguro un prometedor futuro. Pero la personalidad de algunos jugadores es un filón sin explotar. Lo más importante es no equivocarse al elegir".

Tras el éxito con Kasparov está a punto de firmar otro contrato con el indio Anand, campeón del mundo juvenil, gracias a la mediación del ministro de Comunicaciones de la India, antiguo conocido de Page. No está seguro de que sustituya en la práctica al padre de Kasparov, muerto cuando éste tenía siete años, "porque ése es un tema muy complejo, aunque admito que a veces debo tapar ciertas lagunas en su forma de ser. No obstante, es una asistencia mutua; yo aprecio mucho su compañía. Creo que soy más amigo que padre". A pesar de todo, hay tres cosas que Page soporta con dificultad: "La larga duración de las partidas, la burocracia soviética y la excesiva hospitalidad aserbayana. Cada vez que voy a Bakú me atiborran de comida y bebida".

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