Crítica:

Adivinen que pareja viene a cenar esta noche

La pareja formada por Katharine Hepburn y Spencer Tracy fue una de las más perdurables y de profundo recuerdo que nos ha proporcionado el séptimo arte. En nueve películas intervinieron juntos, de 1942 a 1967. 25 años de intensa actividad artística y también sentimental, porque a veces el sustrato de lo que en la pantalla se representa hace mella más allá de la ficción. Katharine Hepburn y Spencer Tracy vivieron en la vida real las mismas relaciones tortuosas y amorosas que encarnaron ante la cámara. Se dice que una esposa católica les impidió la boda real.No se sabe muy bien si somos -o fuimos...

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La pareja formada por Katharine Hepburn y Spencer Tracy fue una de las más perdurables y de profundo recuerdo que nos ha proporcionado el séptimo arte. En nueve películas intervinieron juntos, de 1942 a 1967. 25 años de intensa actividad artística y también sentimental, porque a veces el sustrato de lo que en la pantalla se representa hace mella más allá de la ficción. Katharine Hepburn y Spencer Tracy vivieron en la vida real las mismas relaciones tortuosas y amorosas que encarnaron ante la cámara. Se dice que una esposa católica les impidió la boda real.No se sabe muy bien si somos -o fuimos- reacios a la pareja, si lo fueron los distribuidores de la época o si las aristas religiosas de sus relaciones despertaron en nuestro país inquisiciones culturales, pero el caso es que aquí, de sus nueve películas, sólo cinco se estrenaron. No lo hicieron ni la primera -Woman of the year, una pieza teatral de gran tradición en Broadway- ni la segunda -Keeper of the flame-, donde fueron dirigidos por vez primera por George Cukor.

Pareja, por otro lado, singular. ¿Quién lleva los pantalones en esa mezcla abracadabrante de fierecilla no domada y domador poco fiero? La respuesta a ese desequilibrio conyugal nos la da el propio Cukor en La costilla de Adán, la mejor obra del trío y una comedia, por sí misma, genial. Se vienen abajo en ella los principios tradicionales que rigen el hogar en América del norte: desarticulados por una nueva revolución doméstica y social, el feminismo, hombre y mujer no son ahora sinónimos de macho y hembra, y, tras riñas, disgustos y tozudeces, la pareja descubre, en uno de los finales más divertidos del cine, que hay en ellos sólo una diferencia y ésta es anatómica y atómica, a lo que Tracy, afrancesado porque a lo que asistimos no es sino un vaudeville, replica con un definitivo "vive la difference". Cae el telón sobre el lecho matrimonial y en esa última elipsis nos imaginamos los placeres producidos por esa pequeña diferencia.

Comedia genial,

Cukor totalizó en esa obra maestra inmarchitable el sentido último de la pareja formada por Katharine y Spencer: la mujer fuerte y temperamental y el hombre, no débil pero sí pasivo y poco emprendedor, pueden, no obstante, avenirse.

Tras esa declaración casi jurada, volvieron a reunirse Cukor, Tracy y Hepburn en Pat and Mike, una comedia fina donde se subrayaba la dualidad entre sus personajes enmarcándolos en el mejor de los mundos de la alta comedia americana: el mundo del golf, tan lleno de golfos.

Desde ese momento, 1952, hasta su despedida en 1967, la pareja -que había intervenido también en Mar de hierba, de Elia Kazan, y en State of the Union, la película más abiertamente política de Capra- corrió mala suerte. Su otra esposa pretendía -y lo consiguió, la muy mezquina- mezclar problemas matrimoniales con una crítica -esa crítica que da la vuelta sobre sí misma para convertirse en alabanza- sobre el mundo moderno de los cerebros electrónicos y la televisión. Y Adivina quién viene esta noche no era sino un enredo tontorrón sobre lo que puede sucederle a un matrimonio de buenas costumbres cuando comprueba que el novio de la hija es negro.

Secuencias se emite hoy a las 23.50 horas por TVE-1.

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