Severas críticas a la televisión gallega a la semana de su emisión regular

Televisión de Galicia (TVG) compite diariamente, desde hace una semana, durante tres horas y media con las dos opciones de Televisión Española (TVE). El tercer canal institucional gallego ha pasado de proyecto a realidad en apenas nueve meses, todo un récord en un país al. que se le suele atribuir horror a los cambios bruscos, y más teniendo en cuenta que la principal acusación que la oposición imputa al Gobierno autónomo gallego es la de "escasa capacidad de gestión". La Prensa gallega ha criticado con severidad la oferta de TVG y la califica -de telepobriña.

Quizá la clave del récord ...

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Televisión de Galicia (TVG) compite diariamente, desde hace una semana, durante tres horas y media con las dos opciones de Televisión Española (TVE). El tercer canal institucional gallego ha pasado de proyecto a realidad en apenas nueve meses, todo un récord en un país al. que se le suele atribuir horror a los cambios bruscos, y más teniendo en cuenta que la principal acusación que la oposición imputa al Gobierno autónomo gallego es la de "escasa capacidad de gestión". La Prensa gallega ha criticado con severidad la oferta de TVG y la califica -de telepobriña.

Quizá la clave del récord la haya intuido sabiamente Manuel Fraga, presidente de Alianza Popular, cuando dijo: "Creo que tengo algo que ver con esta televisión". Parece que la vitalidad que permitió a Fraga visitar más de medio centenar de localidades en un fin de semana, contagió el proceso de creación del tercer canal: el edificio de San Marcos estuvo listo en ocho meses; redactores, presentadores y técnicos se incorporaron, en el mejor de los casos, dos meses antes de la inauguración, y la centralita telefónica se instaló sólo cinco días antes de las emisiones. Una carrera contra el tiempo que ha consumido los 2.500 millones de presupuesto inicial y 600 más y ha permitido que TVG salga a la luz dos meses y medio antes de las elecciones regionales.Los resultados que se han podido apreciar desde el 1 de septiembre, poco más de 30 horas de emisión -por primera vez en España, en estéreo-, confirman el viejo consejo familiar de que las prisas nunca son buenas. Lo ya emitido permite aventurar que las mayores posibilidades de audiencia están en las series dramáticas importadas, empezando por Dallas y Magnum o la dignidad británica de Viaxeirds (Viajeros); a pesar de tener que forzar el ritmo de doblaje, las series se emiten correctamente dobladas al gallego, incluido el drama colonial brasileño A escrava Isaura (La esclava Isaura). Existe el aliciente de ver al tejano Xota Erre cometiendo tropelías al tiempo que se expresa en un aceptable gallego.

Bajo mínimos

Boa Noite (Buenas noches), un magazine tradicional anunciado como programa estelar, no llegó a rozar el listón del mínimo exigible, a pesar de la popularidad de su conductor Pepe Domingo Castaño, y del hecho de que está producido por una empresa vinculada a Chicho Ibañez Serrador. Los denodados esfuerzos de los invitados (Bertín Osborne, el propio Chicho) por justificar su presencia con forzadas vinculaciones con Galicia, la intervención de la invitada Rosalía Dans, y la esquizofrenia del presentador al dirigirse a sus invitados en castellano y a la audiencia en gallego, tuvieron la culpa. La versión étnica de la misma fórmula, Ruada; que se emite los viernes tuvo en su primera experiencia mayor ritmo y mayor expresividad en los invitados. El resto, son también programas-tipo. Entre nos (Entre nosotros) es otro magazine, pero más en joven y Galegos, pilotado por José Antonio Silva, una entrevista a una personalidad gallega.

'Canal descarriado'

Los críticos, con la energía que proporciona estrenar género, han calificado en los dos diarios gallegos de mayor difusión, al canal gallego, de telepobriña (tele pobrecita) y canal descarriado, mientras un tercero afirmaba que lo mejor de Boa noite fue el menú frío servido fuera del plato. Pero además del acerbo de las críticas, hay otra muestra de la celeridad del fenómeno televisivo gallego en homologarse plenamente: ya se señalan culpables, el clan madrileño para un comentarista o los exiliados de Prado del Rey, según expresión, bienintencionada en origen, de otro.

Sin embargo, los tiros no van hacia la foraneidad de la tercera parte de los trabajadores de TVG, sino a un conjunto de responsables de distintas aéreas que tienen en común proceder de RTVE, no haber tenido excesivas oportunidades en la última etapa del medio y haber sido sugeridos por AP-Madrid.

Los informativos que emite TVG constan, por el momento, de un telediario de 30 minutos a las 21.00 horas y un escueto resumen informativo dos horas después. El esquema de ambos no se caracteriza por seguir la tradicional, pero todavía eficaz, estructuración en bloques, y así, la noticia de la remodelación del Gobierno de Margaret Thatcher puede ir seguida de la inauguración de un cursillo para docentes.

Por razones obvias, la práctica totalidad de los redactores de TVG proceden de la radio o de la prensa escrita.

Hay, no obstante, unanimidad sobre la necesidad de que el canal gallego exista para que pueda darse una normalización de la lengua y la cultura gallegas.

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