BRICOLAJE

Articular dos piezas no tiene misterios

Hembrillas, pernios, bisagras... o taladros, elementos esenciales en una casa

Frecuentemente, en los trabajos de bricolage se presenta la necesidad de articular dos piezas (normalmente, puertas o tapas). Otras veces son las bisagras ya existentes en la casa las que necesitan reparación o cambio. Veamos algunos tipos y cómo montarlas.Bisagras de libros. Son las más comunes. Las forman dos hojas articuladas en el centro. Cada hoja tiene taladros para sujetarlas. Se montan por un lado en el borde de una de las piezas; por el otro, en el canto de la pieza que queda. Se pueden montar de las dos maneras que indican las figuras, dependiendo de que se quiera dejar...

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Frecuentemente, en los trabajos de bricolage se presenta la necesidad de articular dos piezas (normalmente, puertas o tapas). Otras veces son las bisagras ya existentes en la casa las que necesitan reparación o cambio. Veamos algunos tipos y cómo montarlas.Bisagras de libros. Son las más comunes. Las forman dos hojas articuladas en el centro. Cada hoja tiene taladros para sujetarlas. Se montan por un lado en el borde de una de las piezas; por el otro, en el canto de la pieza que queda. Se pueden montar de las dos maneras que indican las figuras, dependiendo de que se quiera dejar la pieza móvil por delante o encajada en la fija. Se montan siempre con tornillos de cabeza plana para que no sobresalgan. A veces es necesario hacer en las piezas unos rebajes o mortajas para que el grueso de las bisagras no abra las piezas, separándolas.

Una variante son las bisagras de piano, que son semejantes, pero tan largas como se compren; hacen muy firmes articulaciones y un buen acabado. Se montan igual.

Pernios. Son las bisagras de las puertas de la casa. Están formadas por dos piezas, que son separables: una tiene el eje, y la otra, el agujero donde éste entra. Entre ambas piezas debe haber un ovalillo, que evita que se desgasten al gastarse el mismo (se cambia cuando las puertas rozan abajo). Estas bisagras pueden ser a derechas o a izquierdas, dependiendo del sentido de apertura de la puerta (ojo al comprarlas). Son sencillas de montar, pues van simplemente sobre la madera, con el eje centrado entre la puerta y el marco. Para que queden perfectas se hacen mortajas de modo que no sobresalgan de la superficie de la madera.

Bisagra casera. Supersimple: con dos hembrillas y un tornillo con tuerca. Se pueden usar cuando el eje de giro queda en hueco (figura). No son las más duraderas, ya que las hembrillas se desgastarán, pero sí las más fáciles de montar.

Cuando se quiere poner la tapa en una caja, hay una variante de este sistema: la hembrilla se articula en un clavo metido lateralmente en el grosor de la madera. En la pieza donde va el clavo hay que hacer un rebaje para que entre en él la hembrilla. Este tipo de articulación va bien en las cajas de paredes demasiado finas para sujetar en ellas los tornillos de las bisagras de libro.

Bisagras de resorte. Son las habitualmente empleadas en los muebles de cocina. Constan de un cuerpo redondo, que va normalmente fijo al mueble, y de un brazo móvil, que debe sujetarse en la puerta. Se montan haciendo en la parte fija un taladro. Debe ser grande (30-35 milímetros), y para hacerlo se usan brocas especiales (figura). Estas bisagras tienen la ventaja de ser regulables; una vez puestas es posible variar la posición del brazo con un tornillo que se encuentra en él, pudiendo así colocar centrada la puerta.

Bisagras de compás. Son las que se usan en puertas para limitar su apertura. Realmente han de combinarse con otro tipo de bisagras, que son las que realmente sirven de articulación. Su empleo normal es para puertas de escritorio o trampillas que no deben abrirse más allá de cierto punto. Se montan por fuera o dentro del mueble. Tienen dos puntos de fijación y un brazo articulado, que es lo que hace de tope.

Para montarlas, poner un lado atornillado a la parte móvil, llevarla a su posición de máxima apertura y entonces atornillar el otro extremo al mueble.

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