Crítica:VISTO/OÍDO

Información deportiva

La información deportiva que ofrece TVE merece casi siempre uno de los últimos lugares del panel de programas, según los estudios semanales que elabora RTVE. Así, a lo largo de este año, ha compartido los últimos puestos con los dramáticos y series de producción nacional, los religiosos, musicales y, en algunos casos, los infantiles, entre un total de 19 géneros posibles.Las encuestas de RTVE diferencian la "información deportiva" de las retransmisiones porque el público puntúa, con muy pocas excepciones, mucho más alto la retransmisión que la información facilitada por TVE. Parece obvio que e...

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La información deportiva que ofrece TVE merece casi siempre uno de los últimos lugares del panel de programas, según los estudios semanales que elabora RTVE. Así, a lo largo de este año, ha compartido los últimos puestos con los dramáticos y series de producción nacional, los religiosos, musicales y, en algunos casos, los infantiles, entre un total de 19 géneros posibles.Las encuestas de RTVE diferencian la "información deportiva" de las retransmisiones porque el público puntúa, con muy pocas excepciones, mucho más alto la retransmisión que la información facilitada por TVE. Parece obvio que el telespectador prefiere el hecho, el acontecimiento deportivo, su retransmisión. TVE todavía no ha investigado por qué la información deportiva no está al nivel del objeto de la noticia a que se refiere, al margen de que el público prefiera la imagen a la voz de los locutores que la comentan. Por otra parte es muy discutible el criterio de los programadores: ayer se repuso a las diez de la mañana el encuentro de baloncesto España-Yugoslavia que se había transmitido en directo a partir de las doce de la noche del miércoles. Es muy posible que la mayoría de telespectadores que no pudo verlo en directo tampoco haya podido verlo en el horario de reposición.

Las transmisiones de los Juegos Olímpicos -la ceremonia de apertura y algunos errores de bulto de los comentaristas- dieron pie a que altos cargos del Ente criticaran ese tratamiento que TVE da a la información y que parece incorregible.

Hasta el Consejo de Administración de RTVE que, en definitiva, es compañero de nómina de los comentaristas deportivos de la Televisión, ha calificado de anticuados el estilo y el léxico que utilizan. El consejero Pere Artigas, de Minoría Catalana, pidió al director general que modernice de una vez la plantilla de estos informadores y el consejero socialista Luis Enciso, realizador de TVE, afirmó que las transmisiones de los Juegos Olímpicos son "un desastre" y que "nuestros comentaristas se están cargando el espectáculo".

Héctor Quiroga dio respuesta a los juicios que desde dentro y fuera de RTVE se formulan sobre ellos, con una explicación congruente con la jerga de su gremio: no son más que críticas de la "prensa canallesca", es decir, prensa de "gente baja y ruin, de personas despreciables y de malos procederes", como define el diccionario la expresión que Quiroga utilizó en la madrugada del pasado miércoles mientras comentaba desde Los Ángeles el encuentro de baloncesto España-Yugoslavia. Quiroga tiene una singular idea del medio en que trabaja. Define, en el intervalo, la publicidad que transmite TVE como "unos minutos de buenos consejos".

Animar "los colores nacionales" es una de las funciones encomendadas a estos periodistas. Por eso, los locutores insisten en que todos los enviados especiales de TVE se han ido al Forum para alentar al equipo español de baloncesto. Cuando los deportistas españoles triunfan, los periodistas se suman a la victoria: "estamos ganando", "hemos ganado"; cuando los deportistas no logran el éxito, los periodistas se distancian, se alejan a la tercera persona del plural, o al socorrido "España no atraviesa un buen momento". Se trata de concordar los distintos tiempos de la información, con sus emociones. Pasión que, en unos casos, les lleva a denunciar en directo la parcialidad de los jueces cuando las decisiones son adversas y a silenciarla si son favorables.

Periodistas que buscan la legitimación de sus discursos siempre en las fuentes oficiales: los presidentes de las distintas federaciones, los burócratas del deporte, son sus principales aliados en el plató para entonar juntos alabanzas o rectificar el curso de los sentimientos tras la derrota. Allí, en el estudio de Los Ángeles, les espera la sonrisa crédula de Jesús Alvarez, sentado a la izquierda de la pantalla con mucho aire por el otro lado para que entren y salgan cómodamente los invitados. Una sonrisa que sólo tiene equivalente en la de Ramón Sánchez Ocaña, cuando nos previene del cáncer o cuando nos advierte del buen estado en que se encuentran la administración de la sanidad y los fármacos. Nunca se sabrá por qué estos bustos firman sus programas con una sonrisa. Buscan, está claro, la complicidad de la audiencia.

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